Capítulo 37: ¿Quien eres?

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Una noche estrellada, un edificio en ruinas, y a sus pies un pequeño niño rubio llorando desconsoladamente...

Todo aquello desapreció en una extraña niebla, vio entonces a quien había sido aquel niño, convertido ahora en un joven portador de dos bellos ojos azules, frente a él, en una especie de desvencijado mirador, con miles de luces de todos los tipos y colores a la lejanía.

Esta persona posaba una de sus manos en la mejilla del británico, y nuevamente todo era devorado por la niebla, dejando únicamente una espesa oscuridad.

Arthur abrió los ojos, se vio entonces sentado en un trono de plata, frente a una humilde mesita de té, en el otro extremo, se encontraba Lukas sentado en una roca, Vlad flotando en el aire a sus espaldas, y Minty recostado sobre la mesita.

—¿Me escuchaste?—. Inquirió el noruego tras un suspiro, al tiempo que dejaba sobre la mesa la taza de té, de la cual no había bebido ni un sorbo.

—Sí...—. Mintió Arthur, aun aturdido debido a la serie de imágenes que acababan de reproducirse en su mente sin razón alguna.

—Arthur, ¿Te sientes bien?—. Soltó el vampiro, acercándose a su amigo para observarlo de cerca. —Te noto un tanto decaído.

—No sé—. Confesó el británico. —Últimamente pienso demasiado en...—. Guardó silencio al percatarse de que no encontraba palabra alguna que describiera aquellos pensamientos. —No se... Creo que necesito descansar, soy asaltado por extrañas pesadillas en la noche, las cuales no me dejan dormir.

Y antes de recibir respuesta alguna por parte de sus compañeros, se puso de pie con la intención de irse.

Vagó incansablemente por el bosque, entre tanto en su mente seguían aflorando aquellas imágenes, tan cortas, la mayoría protagonizadas por el rubio de ojos azules, a veces riendo, a veces llorando, pero no eran más que simples imágenes, pequeños esbozos que no servían para aclarar nada. Ni siquiera había oído la voz de aquella persona.

—¿Quién eres?—. Preguntó en voz alta, tras recostarse sobre la hierba junto a una pequeña laguna, y sin darse cuenta, cayó en los brazos de Morfeo.

Una y otra vez, en mil formas y en mil momentos diferentes, el muchacho rubio de ojos azules se presentó en sus sueños, no obstante, este se desvanecía instantáneamente, sin permitirle al británico siquiera atisbar algún detalle que le permitiese desentrañar la procedencia de aquella serie de visiones.

De pronto estaba aquel muchacho llorando, y el intentando animarlo, hasta que el joven finalmente sonrió, y todo volvió a ser devorado por la niebla, solo que este fragmento de lo que sea, no fue sucedido por otro, como solía suceder, sino que la oscuridad comenzó a expandirse hasta que no hubo otra cosa; Arthur no era capaz de ver donde se encontraba parado, ni siquiera veía sus manos teniéndolas frente al rostro.

—¿Quién eres?—. Volvió a preguntar, moviendo sus ojos en todas direcciones, sintiéndose inseguro al creer que no estaba solo en aquella inmensa oscuridad. —Por favor, dime quien eres.

Nada ni nadie había a su alrededor, la oscuridad lo había devorado todo, dejándolo inmerso en la más triste y profunda soledad. Cayó de rodillas y le dio un fuerte puñetazo al suelo, luchado por no romper en llanto a causa de la frustración. Lo peor de todo, es que ni siquiera sabía por qué se sentía así.

La oscuridad fue atravesada en ese instante por una minúscula, aunque intensa luz. Arthur la examinó detalladamente, a pesar de que lo cegase, se trataba únicamente de un pequeño punto flotando (o quizá rrompiendo el velo arcano) en las penumbras.

Se quedó allí, sentado sin moverse, observándolo a la distancia sin siquiera parpadear, y mucho menos pensar en tocarlo, temía que hasta el más ínfimo movimiento pudiese apagar aquella frágil luz. Pero de pronto apareció otra, y para su sorpresa, otra más, y así fueron descubriéndose una a una aquellas pequeñas lucecillas, y parecían formarse cual ejército una junto a la otra, dispuestas así a luchar contra la oscuridad hasta que una destruyese a la otra.

Fairytale (usuk)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang