Capítulo 19: El psicólogo

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¿Que lugar tan extraño era ese en el que se encontraba? Sobre el pasto color verde oscuro del cual sobresalían algunas plantas extrañas también había rocas circulares las cuales formaban un camino y por alguna razón él se encontraba justo en el medio de este.

El fuerte estruendo causado por un trueno le hizo levantar la vista fijándose en el cielo totalmente cubierto por nubes grisáceas que presagiaban lluvia.

-Espero que solo sea una llovizna- Escuchó decir a una voz familiar, acompañada de un inconfundible acento, frente a él.

Arthur estaba de espaldas unos metros delante de Alfred, llevaba un hermoso y largo abrigo color rojo y un sombrero de copa del mismo color adornado con un moño violeta, también llevaba un bello bastón de plata el cual tenia el rostro de un león en la empuñadura.

-¿Arthur, eres tú?- Preguntó el niño temeroso de estar confundiéndose con alguien mientras que se acercaba a el medio encorvado con pasos cortos.

El británico se dio media vuelta para observar al niño, solo entonces Alfred pudo contemplar totalmente su vestimenta, llevaba un magnífico traje victoriano conformado por un chaleco color violeta con flores oscuras estampadas, botones color plata, una cadena sobresalía de uno de los botones y se perdía en el interior de un bolsillo el cual a su vez permanecía oculto bajo el saco, su cuello era adornado por un moño rojo que combinaba con su saco y a la vez contrarrestaba con su camisa blanca, en el medio de su moño había una especie de dije con forma ovalada el cual tenía una imagen en miniatura la cual el niño no llego a apreciar con detenimiento y minuciosidad, sus pantalones eran negros y largos, también llevaba lustrosos zapatos del mismo color y finalmente sus manos se encontraban cubiertas por guantes igual de blancos que su camisa.

-¡Por dios Alfred!- Exclamo exasperado confundiendo al niño- ¿Tienes idea de lo tarde que es?

-¿Eh? Que? tu... no, yo... ¿que?- Balbuceaba el infante presa de la confusión, mas su amigo le interrumpió antes de que lograra formular una oración coherente.

-Por dios, ¿que clase de impresión tendrán de ti si llegamos a esta hora? ¡Los caballeros jamás llegamos tarde a nuestros compromisos! anda apurate.

-Pe-pero adonde vamos?

-¡A tomar el té! ¿Lo has olvidado niño tonto?- Al decir esto ultimo Arthur volvió a darse la vuelta y comenzó a caminar hacia el frente.

Sin pensarlo dos veces, Alfred olvido todas las preguntas que deseaba hacer y procedió a correr en su dirección para caminar junto a el, pero al bajar la vista noto sus extravagantes ropas, él también llevaba traje, no tan elegante como el de Arthur, pero parecían ser de la misma época, su saco era color azul oscuro y su chaleco negro, no llevaba moño ni corbata y su camisa estaba mal abotonada, tampoco tenía guantes, sus pantalones eran grises y sus zapatos, también lustrados recientemente eran caoba.

-¡Esperame!- Exclamó mientras apresuraba el paso, luego de que inexplicablemente fuera incapaz de alcanzar a Arthur.

-Todos están esperándonos, le prometí a todos mis amigos que te llevaría para que puedan conocerte y están muy emocionados, ¡Cuanto van a decepcionarse al ver que no eres tan caballeroso como les dije, van a llamarme mentiroso!

-¡Pero yo no sabia!- Grito el Alfred mientras corría desesperadamente para alcanzar a Arthur, quien a pesar de caminar tranquilamente, de pronto parecía estar a un mundo de distancia.

Fairytale (usuk)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora