Capítulo 38: Perdón

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25.06.2097

Un desdichado anciano observaba con nostalgia la pequeña ventana de barrotes que lo separaba de su tan ansiada libertad.
El tibio aire de una noche veraniega endulzaba aquel frio ambiente que solía invadirle en aquella habitación hecha de piedra.
Tiempo atras, la intensidad del color de sus ojos podría haber competido tranquilamente con el cielo o el mar, no obstante, ahora aquel bello tesoro permanecía oculto bajo las cataratas.
Demás está decir que no era capaz de ver el cielo, y de las miles de estrellas que antaño habría podido nombrar una por una sin equivocarse, no poseía mas que un vago recuerdo.

Suspiró tristeme evocando recuerdos de antaño, repasando una y otra vez, describiéndolos en voz alta, riendo al pensar en ellos, e incluso se había destrozado las uñas arañando las paredes a falta de una mejor herramienta para dejar grabados en estas.
Nada le aterraba mas que el olvido, puesto que hacia mucho tiempo que la felicidad solo era exclusiva del pasado, y el recuerdo era la unica forma de acceder a ella.

-Te ves terrible- Soltó con desden alguien en sus espaldas.

El anciano tardó unos momentos en procesar el hecho de que aquella voz provenía de afuera de su mente y no de adentro. Lo cual, por cierto, era ilógico, porque la ultima vez que había escuchado la voz de aquella persona, habían sido ochenta y siete años atrás.

Volteó e hizo un ademán para acomodarse los lentes, e inmediatamente se sintió estúpido, pues hacía tiempo que no los usaba. La ultima vez que tuvo unos los había roto para intentar cortarse las venas con los cristales, aún no se acostumbraba.

No se molestó siquiera en preguntarse como había entrado en la habitación, inmediatamente lo atribuyó a una cualidad mágica.
Como muchas otras cosas, su vista había desmejorado enormemente desde la ultima vez que había visto a esa persona. Apenas y veía una mancha borrosa que asemejaba la figura humana; no obstante, sabía perfectamente de quien se trataba, y que no había envejecido ni un poco en aquellos años.

El intruso tragó dificultosamente, ver al anciano le habías afectado de alguna forma. Pensar que el joven muchacho que conoció había sido ultrajado por el implacable paso de los años hasta reducirlo a aquel ser, era tan triste como injusto. Los humanos a veces podían ser como las estrellas fugaces: brillantes, hermosos y llenos de magia; mas solo un parpadeo y ya jamás volverías a verlo. Aquel pensamiento resultó horriblemente doloroso.

-N-no me porté bien contigo, te hice mucho daño-. Dijo, recordando su cometido, ante la vista vacía y nublada del viejo.

-Lu...kas-. Le llamó el anciano con su voz apagada, casi en un susurro. El intruso sintió escalofríos al ser llamado por esa voz.

-Vengo a arreglar las cosas-. Explicó al reponerse. -Por mi culpa tu existencia hasta ahora no ha sido mas que miserable... No seré capaz de pedirte perdón si no corrijo mis faltas, lo que te... Lo que les hice, pesa todos los días en mi conciencia.

Tras decir esto guardó silencio, y extendió su mano hacia el anciano que permanecía impertérrito.

-Alfred, dame la mano, dame la mano y te llevaré conmigo a un mundo de ensueño, serás joven otra vez, podrás reencontrarte con Arthur, quien te espera.

-Él... me... olvidó...-. Susurró el anciano a modo de unica respuesta.

-No, jamás podría olvidarte, por favor, dejame hacer esto por ustedes, o no seré capaz de dormir tranquilo nunca más.

-El me... olvidó-. Repitió el anciano, al tiempo que una pequeña lágrima caía de su ojo izquierdo.

-No, él jamás te olvidó, luchó hasta él último momento para poder volver a tu lado, lo que sucedió fue...

Lukas no fue capaz de continuar.

***
N/A: Se que es bastante corto, pero me pareció necesario subirlo como capítulo.

Fairytale (usuk)Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz