Capítulo 15: Un paso más cerca de la magia

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—Entonces, tu varita mágica ya no sirve y por eso estas varado en este mundo, en el cual soy la única persona que puede verte, por eso quieres mi ayuda— Decía Alfred pensativo sintetizando la extensa y dramática historia que Arthur le había contado sobre su regreso, y todas las desventuras que le habían acompañado tras este. 

Arthur, quien se encontraba sentado frente a el, separados por una mesa de madera, sintiéndose levemente ofendido por la forma en la que Alfred le restaba importancia al asunto, arrugaba la tela del pantalón que cubría sus rodillas mientras respondía casi en un susurro con un "Si" 

Luego de eso no hubo más que un denso y prolongado silencio en el que ninguno de los dos se atrevía a mirarse a los ojos.  Arthur, para distraerse, paseaba su mirada por la fachada entera de aquella morada. No era demasiado grande, había varias cosas desperdigadas por el piso; tanto el suelo como las paredes eran blancas y el techo bajo, comparado con el inmenso orfelinato en el que Alfred había vivido, este era un lugar bastante modesto. Lo que mas llamo su atención, sin embargo, fue una pequeña estantería repleta de libros y revistas, y entre los lomos de los ejemplares pudo ver tanto dibujos de estrellas y constelaciones como reconocer títulos tales como "Atlas estelar" o "Guia del firmamento" también "Cosmos" o "Crónicas de la vía láctea" y rezagado en un pequeño rincón, alejado de los demás libros, había un  volumen de "Astronomía  para tontos"  Arthur sonrió levemente sin darse cuenta al toparse con esos libros, al parecer Alfred no había cambiado tanto, le seguían gustando mucho las estrellas. Eso le reconfortaba un poco. Finalmente, el silencio fue roto por la picazón en la garganta del británico, quien comenzó a toser levemente.

—Suena razonable— Soltó Alfred cruzándose de brazos y apoyando la espalda contra la silla en la que se encontraba sentado. —¿Y qué obtendré a cambio? 

—No se que podrías querer, pero- Arthur fue interrumpido por una fuerte tos que terminó dejándole un severo dolor en la garganta. - cuando vuelva a casa seguramente mis amigos me prestaran su magia, entonces podre concederte cualquier cosa que desees— Ofreció dudoso, en su mundo él podría ser muchas, incluso se sentía como un rey. Pero en este lugar no era nada, menos que nada, su tiempo de vida humano se había gastado hace tanto tiempo que no le extrañaría si de la nada se volviese un conjunto de viejas cenizas sobre la silla en la que se encontraba, esa también era una de sus preocupaciones, aunque a estas alturas, la mezcla entre desesperación, miedo y tristeza que había estado experimentando, no le dejaba pensar con claridad.

—L-lo que sea, haré cualquier cosa que me pidas- La tos había vuelto, apenas y podía hablar, se llevó una mano a la garganta para contener el dolor mientras con la otra se tapaba la boca, pues los espasmos eran tan fuertes que lograba sacarle gotas de saliva. 

Alfred suspiró con cansancio, ignorando totalmente el estado del británico, para luego pasar una mano por su cabello echándolo hacia atrás, más un mechón se mantuvo erguido desafiando las leyes de la gravedad. 

—Si te ayudo a volver al lugar de donde sea que vengas, prometeme que no volverás nunca, y si lo haces, jamás volverás a meterte en mi vida. Prometeme que olvidaras mi existencia por completo. Es mi unica condicion. 

Como si su actual malestar no fuese suficiente, Arthur sintió un nudo en su estómago al escuchar aquellas palabras, y ver la seriedad con la que Alfred las decía, sin vacilar, sin demostrar el más mínimo rastro de duda, evidentemente el chico no queria otra cosa más que sacarlo de su vida de cualquier forma posible y eso le dolía.  

—¿Puedo saber que hice para que sientas tanta aversión hacia mí?— Pregunto con la voz quebrada, las palabras simplemente salieron solas sin que él fuese consciente de ello, y por eso se maldijo mentalmente a sí mismo. 

Fairytale (usuk)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora