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Tom, Matt y Tord se encontraban en la sala, esperando al que los había reunido, Edd.

Él ya se había tardado, pues hace más de media hora tuvo que haber aparecido, sin embargo, su espera ya había terminado.

—¡Chicos, hola!— saludo alegre, para despues colocarse en frente de ellos, notandose su nerviosismo que confundía a sus tres amigos, además de ponerse serio— verán, no me andaré con rodeos. Fui al hospital... y digamos que no ando tan bien de salud— los que estaban sentados lo miraron aún más confundidos, volteando a verse unos a otros por si alguien sabía la razón.

—Se me detectó una leucemia avanzada, y pues a pesar de eso, me dijeron que todavía podía recuperarme en mi casa, sin necesidad de internarme... y yo acepte— los demás se alarmaron, pero antes de que pudieran hacer preguntas fueron callados por el de verde— y al hacer eso, fue difícil tomar esta decisión, pero... —tragó en seco, tratando de mantenerse firme— Tom y Tord, necesito que consigan otro lugar donde vivir— su nerviosismo aumento, no estaba preparado para decir aquello a sus únicos amigos.

—¡¿Qué?! ¡¿Pero por qué?!— habló ofendido y preocupado Tom, mientras que Tord estaba tranquilo, sabiendo de lo que se trataba— ¡No tengo a donde ir Edd, lo sabes bien!— el miedo había subido a su cabeza, no se imaginaba el estar en las calles sin saber a donde ir.

—Me dijeron que no tenía que estar preocupado, y estar en un lugar tranquilo. Con ustedes aquí eso es imposible para mi— contestó, queriendo sonar lo más suave posible.

—¡En ese caso solo corre a Tord, ¿por qué a mi?!— dijo desesperado, viéndolo incrédulo.

—Tom, tú no puedes dejar el alcohol, y siempre llegas a la casa ebrio. Ya no puedo cuidarte, ahora tengo que preocuparme por mi mismo— habló firme e irritado— además, en todo este rato solo te has preocupado por ti mismo, ¿has pensando en como me siento y mi situación? Estoy desesperado y asustado— lo miró, dejándole en claro en el momento difícil por el que estaba pasando, para después suspirar e irse hacia las escaleras— espero Tom que entiendas que no les deseo nada malo ni lo hago porque quiera— aclaró, caminando hacia su habitación.

—Lo siento Tom— se disculpó Matt, viéndole preocupado y con un poco de burla, pues él no tendría que buscar en donde vivir— si quieres puedo decirle a mi abuela y..
— se vio interrumpido por el de azul.

—No necesito tu lástima, Matt. ¡Iré a empacar y me iré inmediatamente!— se levantó con coraje, no creyendo en todo lo que acababa de pasar.

Matt lo vio irse, para después mirar a Tord que se encontraba callado y sumergido en sus pensamientos, además de soñoliento.

—¿Y tú que harás?— preguntó curioso.

—Ya tenía planeado comprar otra casa, así que no tengo problemas en eso, pero jamás imagine que algo como esto pasaría— se le escuchaba triste, pero de un momento a otro su cara volvió a ser inexpresiva— suerte siendo el mayordomo de Edd— se fue, igualmente a preparar sus maletas.

—Gracias... ¡¿espera qué?!— dirigió su vista hacia el rojo, pero en el momento en que lo había hecho ya era demaciado tarde, pues ya se había ido.

—¡Matt, ¿puedes traerme una lata de cola?!— se escuchó el grito de Edd desde su habitación.

Lo único que pudo hacer Matt fue aceptarlo, además, no le molestaría cuidar de su amigo.

Las cosas suceden cuando menos lo esperas, lo malo es no estar preparados y no saber improvisar.

InestableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora