62

432 53 78
                                    

La habitación oscura hacía de mis ojos ser más sensibles a la luz; por lo que cuando encendí mi celular, mis pupilas se contrajeron y vi los cientos de llamadas perdidas y los mensajes sin leer de Paul y Patryck, además de los de Edd los cuales ignoré debido a que Tom ya se está encargando de ese asunto.

Me rasque la nuca mientras me levantaba de mi asiento y veía aquel dispositivo que acababa de crear y probar, rodeado de las herramientas que utilice. Entonces me respondió y antes de que pudiera si quiera decir una palabra, recibí un grito.

—¡Tord, maldita sea, ¿por qué no me contestas?! — pregunto Patryck, dejándome sordo de paso; por lo que, molesto, aleje el celular de mi oreja.

—No tenía carga— respondí con desgana— de cualquier forma, ¿por qué tantas llamadas? — extendí mi mano y tomé el destornillador, girándolo en mi mano bajo mi mirada como si fuese algo interesante.

Escuche un suspiro y un golpe del otro lado, ¿qué está sucediendo? Volví a acercar el teléfono móvil a mi oído, intuyendo que ya no gritaría esta vez.

—¿No recuerdas? — bufo del otro lado. Con gracia puedo imaginar que se está tomando el puente de la nariz, sin embargo, su tono serio hizo de mi curioso.

—¿Qué tengo que recordar que requiere... —revise el historial, tomando mi tiempo— ciento dos marcaciones? Eso sin contar tus mensajes y los de Paul; ¿puedo deducir que me extrañan? — hable con burla, pero no escuche más que silencio— vamos Patryck, es una broma— devolví la herramienta a su lugar, o bueno, a la mesa.

—¡Tord, eres un idiota! — elevo la voz, captando toda mi atención. Tomo unos segundos antes de seguir— en resumen, aquella vez que fuiste al bar y te embriagaste fui por ti, pero no pude traerte y necesitas estar acá con urgencia.

Trague saliva y la inquietud entro a mi cuerpo, incluyendo la confusión. ¿Él fue por mí y entonces por qué no estoy allá? Decidí dejar a un lado aquella duda y cuestionar lo más importante.

—¿Él...— intente hablar, pero las palabras no lograron salir de mi boca y no pude continuar como si fuera un estúpido, incluso para él fue más fácil proseguir con lo que trataba de preguntar.

—Sí y si no vienes por tu cuenta él ira por ti — mis ojos se abrieron y nuevamente trague saliva — ya sabes las consecuencias— trato de sonar tranquilo seguramente para no alterarme, sin embargo, no funciono.

¿Cómo mierda puede funcionar?

Maldita sea, no me gusta estremecerme y mucho menos esta estúpida sensación en el estómago. Todo esto me hace sentir débil.

—¿Cuánto tiempo tengo? — interrogue rápidamente con voz temblorosa, no puedo hacer más que esta mierda de tono; y todo se fue más a la mierda ya que él no hablo y eso ocasiono que mis ansias aumentaran, maldita sea, ¿por qué me hace esperar?

—No mucho, posiblemente una semana hasta que gane la actual batalla— aclaro sin mucho ánimo— mandaré a Paul por ti antes del fin de semana, prepárate— dijo a punto de finalizar con la llamada.

—¡Espera! — no logre pararlo y colgó, pero mi mente aún seguía en aquella conversación que lo único que hizo fue dejarme con los pelos de punta.

Y ahí me quede, observando mi celular por varios minutos, aunque para mí fue una eternidad. Pensé en volver a llamar, sin embargo, no soy idiota y sé que termino de esa forma por alguna razón.

De cualquier forma, todo quedo claro y todo se acabó, ¿no?

Ya lo sabía.

Este momento que quería negar ahora está aquí.

Reí.

Todo es tan estúpido. Nada tiene sentido, yo no tengo sentido.

Mi yo desconcertado e incrédulo dejo el celular sobre la mesa, camino hacia el armario, lo abrió y vio aquella maleta roja. El pecho de este cuerpo comenzó a palpitar estúpidamente, los latidos son tan claros que puedo escucharlos.

¿No sería demasiado fácil?

Faltan pocos días dónde por fin desapareceré. Aquel día donde seré aquella persona que se convertirá en lo que tuvo que ser desde un inicio, aquella de la que trate de escapar sin éxito alguno.

Mis intentos fueron inútiles y absurdos.

¿Qué intentaba hacer? No tiene caso responder esta ridícula pregunta, ya que nunca hubo una respuesta clara para mí mismo.

Solo puedo suspirar y resignarme.

Así que, en un parpadeo y como si el tiempo hubiera dejado de existir, termine la maleta. La miré de nuevo como idiota y la metí otra vez al armario, posteriormente caminé hasta mi cama, luego me senté en ella para ahora ver mis propios pies.

Las dudas en mi cabeza no paran, el miedo, la ansiedad, el desastre... Pero, ¿qué importa? No vale la pena responderlas, incluso si encuentro las respuestas, pronto pasaran a ser un sin sentido.

Ahora despejada mi mente de incertidumbres inútiles, recordé aquella noche. ¿Qué sucedió que Patryck no pudo llevarme? Jehová solo menciono que tomamos y tuvo que traerme de vuelta, ¿eso significa que él recuerda? Entonces, ¿por qué no menciono nada de eso?

¿Buscaba algo?, ¿pasó algo que hizo que me mintiera?, ¿sabe más sobre mí de lo que yo creo que conoce...?

No, no, no.

Me negué antes de crearme más teorías. Seguramente quería hacerme una mala jugada, una mierda ya que también lo afecta; en todo caso podría preguntar y así ponerles fin a mis pensamientos para olvidarme de todo porque mi cabeza duele y mis ojos están cansados, mi mente no puede pensar más. Por lo que me recosté, mirando al techo, mis parpados se cierran y pronto caigo a la nada.

Tranquilidad.

Nada tiene sentido cuando tú mismo no tienes sentido.

InestableWhere stories live. Discover now