16

889 93 62
                                    

El de cabellos oscuros se encontraba en su cuarto, tocando su bajo manteniendo cerrado sus ojos.
Cada cuerda era tratado con cuidado, y con movimientos que si cualquiera lo veía, podrían entender que tocaba con el dolor que le aquejaba.

La melodía era lenta, y rápida en ocasiones, que sin más, te tranquilizaba escucharla.

¿Por qué duele? Si ya han pasado muchos años.
No puedo correr de mi mismo, ¿así que por qué huyo?
Me avergüenza pensar en mi pasado, y me arrepiento de haber derramado gotas que ahora necesito derramar.
No es que sea fuerte, simplemente ya no quiero ser débil, pero solo es una máscara. Sigo siendo patético.

Ahogandome en la bebida, que si bien me va matando, y lo sé bastante.

Le he perdido significado a la muerte, y el temor al que alguna vez le tuve. Ahora siento indiferencia, no importandome si de un momento a otro ya no respiro.

Veo a la vida con odio, por no haberme tratado bien; sintiendo la soledad y la incomprensión desde mi infancia. Sentir la pérdida, y pensar en aquellos ausentes que les fue arrebatada su vida.

Quisiera nacer de nuevo, para ser felíz en otra vida, siendo aquel que añoraba desde niño.

Pero no, la realidad no contiene fantasías, así que los deseos se mantienen en mi pensamiento para que no sean escuchados por alguien y se rían de mi idiotez.

Me levante, escuchando el ruido de la puerta principal cerrándose.
Me sentí aliviado, no quería ver la cara ni escuchar la voz de alguien, por lo que baje.

Pude notar que Edd no bromeaba con comer los restos de comida si no bajaba, por lo que suspire y mire con asco la comida que cayó con anterioridad en la mesa.

Realmente no tenía hambre, así que decidí volver a mi habitación, pero antes vi como salía humo del cuarto de Tord.

Mis fosas nasales comenzaron a oler a algo quemado, por lo que seguidamente me alarme. Baje de las escaleras rápidamente, yendo por una cubeta, para luego echarle agua del grifo del baño, para después nuevamente subir y entrar en la habitación de Tord.

Al ya estar adentro no pude ver nada, por lo que avente el agua a cualquier parte para apagar el fuego.

—¡Idiota, detente!— escuché dentro del humo, sin embargo, no le di importancia y salí corriendo hacia la puerta y traer más agua.

Entre al baño de la planta de arriba y llené de nuevo con agua la cubeta, para después llevarla y aventarla a alguna parte del cuarto. Así repetidamente hasta lograr esparcir el humo.

Tord salió tosiendo y completamente mojado, yo solo pude reirme, pero me detuve al ver como me miraba. Estaba furioso.

—Estúpido hijo de puta, ¡¿por qué hiciste eso bastardo?! ¡Te dije que te detuvieras y tú ni puto caso!— me insultó, mirándole confundido.

—¿Crees que te haría caso? ¡Iniciaste un incendio!— le miré molesto, viéndolo incrédulo.

—¡No había incendio! ¡Era una prueba para mi experimento! Se supone que comprimiria el humo en una cápsula para así...— se quedo estático, para luego entrar corriendo a su cuarto.

Yo le seguí, pero al entrar solo lo vi agachado y temblando, además de que no se movía mientras sostenía algo.

Levanté una ceja confundido, teniendo curiosidad por lo que tenía entre sus manos, por lo que me acerqué un poco, pero al llegar hasta él un golpe llegó a mi rostro.

Caí, para luego ver furioso a Tord.

—¡Maldito! ¡¿Por qué me golpeas?! ¡Eres una perra, después de haber salvado tu vida!— me abalance hasta él con intenciones de devolverle el golpe, pero tan pronto de haberme acercado fui tomado de mi cara con una sola mano.

Cuando pude reaccionar él ya estaba encima mío, y yo recibiendo sus golpes.

—¡Eres un maldito hijo de perra! ¡Estaba por terminar mi trabajo y tú lo jodes!— me sorprendí, pero a la vez me sentí bien.

Tal vez yo este recibiendo los golpes, pero al menos yo dormiria sin preocupaciones.

¿Por qué hacernos daño nos causa gracia?

InestableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora