Capítulo Veintiuno

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Regresé rápido de nuevo, creo que me merezco un premio

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Regresé rápido de nuevo, creo que me merezco un premio. Oigan, estaba pensando en comenzar a dedicar capítulos. ¿Qué les parece la idea? 

Disfruten de la lectura. 

La seriedad que adquirió su rostro no me intimidó para nada, ver esa expresión en su cara me recordó cómo se miraba cuando estaba excitado. Santiago se concentraba tanto en el acto, que daba la impresión de estar molesto. Juntaba sus labios y fruncía levemente el ceño mientras jadeaba, lucía tan sensual, que esa imagen suya llegaba a mi mente con frecuencia.

Aflojó el nudo de su corbata con un rápido movimiento, seguí viéndolo de reojo mientras sacaba una carpeta de mi maletín, estaba tenso, lo percibía.

—¿Cómo piensas convencerme? —rompió el silencio al fin.

Le sonríe entregándole la propuesta que había hecho nuevamente, y sola, sin la ayuda de Laura. Alzó una ceja aceptando los papeles, se recostó sobre el sillón, acomodó mejor sus lentes y comenzó a leer. Los minutos que tuve que esperar, los sentí eternos, cuando dejó los papeles sobre la mesa comenzaron los nervios, unos que me esforcé por ocultar.

—Debo reconocer que esta propuesta es mejor que la anterior, en cuanto al aspecto económico, pero no me impresiona.

—Tomando en cuenta la situación de la editorial no podemos ofrecer más. El porcentaje estipulado es más alto que el de los otros autores de la editorial.

—No hablo de eso, no pido más dinero, incluso aceptaría el porcentaje común entre escritores.

—¿Entonces?

—En caso de aceptar no tendría casi nada de control creativo, es mi obra, quiero involucrarme en todo el proceso, incluso hasta en las estrategias de venta.

—Eso no es un problema, soy flexible con...

—Me consta —interrumpió, con una risita que se apagó al ver mi cara.

—Enfócate.

—Lo lamento —se puso serio de nuevo, pero el brillo de la perversión estaba en sus ojos.

—Te decía que estoy dispuesta a negociar lo del control creativo, escucho tus peticiones de una vez.

—No he aceptado de nuevo, solo fue una suposición.

—Dijiste que mi reseña, mi crítica y las razones que te di eran buenas. ¿Era una mentira acaso? —cuestioné con un toque de indignación.

—Para nada, te dije lo que pienso, pero eso no garantiza que acepte publicar ese libro, Valen —suspiró—, no es por la propuesta, ni por la editorial, simplemente no quiero que ese libro salga a la luz.

—He invertido mucho tiempo y esfuerzo en esto, no dejaré que me digas no así solamente.

Río sin ni una pizca de diversión, a la vez que negaba. Cundo extendió su mano sobre la mesa para sujetar la mía, tuve que negarme. No quería ese tipo de contacto, estábamos trabajando.

Un desastre llamado Valentina (Ahora gratis)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora