Capítulo Diez

62K 4.4K 1.2K
                                    


Intentaba desesperadamente decir algo, sin embargo, mis labios no se movían por más esfuerzo que hiciera

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Intentaba desesperadamente decir algo, sin embargo, mis labios no se movían por más esfuerzo que hiciera. Aquella confesión me tomó totalmente desprevenida. Manu permaneció en silencio esperando que yo procesara la bomba que acaba de soltar. Por un segundo pude ver temor en sus ojos, y eso fue el detonante que me sacó de ese estado en el que estaba, tomé aire y le sonreí queriendo transmitirle tranquilidad.

—Jamás lo imaginé, pero que bueno por ti, supongo que siendo hermano de Santi está igual de guapo que él.

Se quedó observándome por largos segundos, antes de suspirar y dejar caer su espalda por completo en el sillón, parecía aliviado.

—En realidad, es más guapo que Santi, y no solo eso. Sebas es grandioso, un buen sujeto, el más normal de esa familia. —Sonrió de forma cálida, estaba enamorado, sus ojos lo delataban.

—¿Ahora me puedes explicar qué pasa con la familia Sada? No entiendo qué tiene que ver tu relación con Sebastián y la reacción de Santiago al verte.

—Es una larga historia. —Su suspiro triste no pasó desapercibido, pero no quería enfocarme en eso, busqué su mano y la entrelacé con la mía antes de decirle que teníamos toda la noche para hablar.

—Soy toda oídos. —Lo animé con una sonrisa.

—Te daré la versión corta de esta historia porque no me gusta hablar mucho de esto... básicamente, desde que Saúl Sada se enteró de mi relación con su hijo, ha hecho hasta lo imposible para que rompamos, desde enviarlo a hacer una maestría al extranjero, o remitirlo a un psiquiatra que le arreglara el problema. El viejo es un homófobo de lo peor, lo último que hizo, fue ofrecerme dinero para que me alejara de él. —Se quedó callado, como avergonzado de lo que estaba a punto de decir.

—Tú lo aceptaste ¿Cierto?

—Sí. —respondió cabizbajo—. Lo había intentado antes, y siempre me negué, solo que esta vez fue más insistente, más hostigarte. Sebas me dijo que aceptará que lo íbamos a hacer enojar de verdad.

—¿Pero por qué habrías de aceptar? ¿Pensabas alejarte de tu novio de verdad?

—No, Valen. —Negó moviendo la cabeza—. Nunca se me pasó por la cabeza, lo primero que hizo Saúl cuando se enteró de todo fue quitarle el dinero a Sebas, así que la oferta nos caía bien en ese momento como una especie de venganza, ¿Entiendes?

Negué, estaba medio atontada con toda la información recibida.

—Fácil, Valen, Sebastián tenía un estilo de vida deseado por cualquiera, viajes, autos, motos y demás. Todo lo fue perdiendo poco a poco, aún no le perdona a su papá que haya vendido la primera motocicleta que compró. Acepté el dinero como recompensa por todos los daños que le hizo a su propio hijo, le di el dinero a Sebas, se compró la motocicleta más cara del mercado. —Sonrió al decir lo último.

Un desastre llamado Valentina (Ahora gratis)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora