Capítulo Quince 🔞

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Las manos de Santi presionaban mi cintura mientras su boca sin contención alguna se deleitaba con la mía, a pesar de lo fría que estaba la noche sentía un calor que se extendía por todo mi cuerpo que provocaba que mi piel ardiera

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Las manos de Santi presionaban mi cintura mientras su boca sin contención alguna se deleitaba con la mía, a pesar de lo fría que estaba la noche sentía un calor que se extendía por todo mi cuerpo que provocaba que mi piel ardiera. Parecía que nada podía cortar ese intenso momento hasta que, las luces de otro auto estacionándose al lado del de Santiago, iluminó nuestros rostros.

Parpadeé varias veces separada solo por centímetros de él, notando cada detalle de su atractivo rostro. Santi respiró profundo al mismo tiempo que sus manos dejaban de presionar mi piel, le sonreí al verlo tan serio, con ese gesto de concentración en su cara, que con el tiempo entendí a que se debía.

—¿Qué pasa? —pregunté en susurros.

—¿Seguro quieres dejar lo de la lectura para otro día? —En su tono de voz se evidenciaba lo agitado que estaba, negó ante mi sonrisa de satisfacción al verlo así, ansioso, casi descontrolado.

Santiago disfrutaba intimidarme, le encantaban esos jueguitos mentales donde siempre terminaba ganando, darme cuenta de que estaba del otro lado, despertó algo en mí que me llevó a actuar con audacia.

Sin responder su pregunta, me quité el cinturón de seguridad; no dudé ni un segundo de lo que estaba a punto de hacer. Mi nariz rozaba la suya mientras yo hacía el intento de besarlo, para luego frenarme a escasos centímetros de su boca, gateé hasta estar sobre él que sorprendido y de inmediato hizo el asiento hacia atrás, dándome más espacio para acomodar mis piernas en esa posición que resultaba incómoda.

Levanté solo un poco las caderas para luego sentarme de nuevo con un movimiento lento que provocó que sus manos sujetaron con fuerza mi cintura. La presión que sentí entra las piernas fue exquisita y un poco desestabilizante, por ello lo besé; no sin antes jugar un poco más con él. Desesperado sujetó mi rostro para asegurarse que no escapara, dispuesto a ofrecerme un beso que me dejó sin aliento desde el primer roce. Su boca devoraba la mía aumentando la intensidad con cada movimiento que mis caderas hiciesen, por muy sutil que este fuera.

Llevé mi juego más allá, besé su mentón bajando por su cuello, percibiendo el calor de sus manos que se movían por mis piernas hasta quedar fijas en mi trasero y atraerme con fuerza contra sí. Me era adictivo ver a Santi así, respirando acelerado y levantando un poco la pelvis para aumentar la fricción entre ambos.

—¿Santi? —susurré apartando mi rostro del suyo.

—Se lo que estás a punto de hacer —su voz salió entrecortada.

Reí de forma suave grabándome esa imagen suya en la mente, tenía los ojos cerrados y una medio sonrisa en los labios, el cuello enrojecido por mis besos y el pelo despeinado por mis dedos enredándose en el.

—Creo que debemos dejar la lectura para otro día.

—Lo sabía —dijo abriendo los ojos, negó sonriendo para luego apretarme contra su cuerpo y suspirar pegado al escote mi camisa—, Valen, el libro, debemos avanzarlo —su lengua con discreción se paseó por el nacimiento de mis pechos y mi cuerpo reaccionó de inmediato, mi ropa interior se torno pesada ante la humedad y el cosquilleo en la zona.

Un desastre llamado Valentina (Ahora gratis)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora