Capítulo Once

89.8K 5.1K 1.8K
                                    


—Mejor dilo con todas sus letras, prefieres cenar con tu padre, supongo que lo quieres más que a mí

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Mejor dilo con todas sus letras, prefieres cenar con tu padre, supongo que lo quieres más que a mí.

Me quedé ensimismada viendo a mamá, sus chantajes emocionales desde el divorcio, eran el pan de cada día de nuestra relación; sin embargo, me sorprendían sus alcances. Estábamos en un restaurante lleno de personas.

—Mamá, estás a punto de llorar, contrólate. —Pedí entre dientes.

—No me puedo controlar, Valentina, no puedo. Es año nuevo puedes recibirlo con tu madre.

Fastidiada y en una actitud de niña malcriada, dejé caer la cabeza sobre la mesa. No supe en que estaba pensando cuando acepté almorzar con ella, seguía demasiado adormilada cuando respondí el teléfono, nunca debí hacerlo.

—Es el último almuerzo del año, al menos que sea en paz ¿no? —la miré a los ojos intentando persuadirla—. Además, mamá no estaré con mi papá, hice planes con alguien. —dije lo último con tanto miedo que no sé cómo me atreví, sabía muy bien lo que iba a pasar. Valeria insistiría hasta saber con quién había hecho planes.

Para mi sorpresa no abrió la boca por largos minutos, y cuando lo hizo fue para comer ese delicioso pollo agridulce que aún estaba en su plato. Su silencio me resultaba incomodo. Mamá hablaba hasta dormida, que no estuviera atacándome con preguntas, era aún más peligroso, significaba que su mente estaba planeando algo.

—Un amigo me invitó a una fiesta, dije sí porque no tenía planes—Expliqué como si ella me hubiera preguntado.

—¿Qué amigo? ¿El bomboncito serio de la otra vez?

—Mami, no le digas bomboncito a Santiago—una carcajada que llamó la atención hasta de una mesera, salió de mi garganta sin poder contenerla—, no es lo que piensas—aclaré de inmediato al ver su cara—. De verdad es un amigo.

—¿Dónde conociste a un hombre así? No parece un compañero tuyo de la universidad.

—Por trabajo, es un autor que vamos a publicar solamente—tomé de golpe el vaso de agua frente a mí, ella me conocía demasiado bien como para creer una de mis mentiras.

—Deberías arreglarte un poco más si vas a ir a una fiesta con él. Valen, ya no tienes quince años, pensé que esa fase, salgo como se me dé la gana de casa, ya había pasado. —Levanté el pulgar en señal de aprobación.

No iba a discutir con ella, no quería explicarle que no me dio tiempo de peinarme o maquillarme en exceso, porque me quedé dormida. Eso me llevaría a contarle el porqué de mi desvelo, y tampoco se me antojaba darle detalles de los besos que me dio Santiago y me robaron el sueño.

No fueron dos, ni tres, tampoco cinco, pasamos más de media hora recargados en esa pared, besándonos como si no hubiera mañana, cada vez que hacía el intento de irse, regresaba y me volvía a besar con más ganas, con más deleite.

Un desastre llamado Valentina (Ahora gratis)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora