Marie rueda los ojos en el comedor.

Tener a Christopher como yerno es como tragar néctar de sábila. Amargo e incómodo.

Ha tenido que suprimir la ira y las ganas de estamparle unas cuantas bofetadas a su hija. Parece niñata dándole sorpresa, comprándole regalos. Aguantándose los ladridos y mordiscos de Zeus.

Al perro no le gustan los extraños, cada que ve a Gema se pone a la defensiva y la corretea por toda la casa.

Fue un caos llevarlo a la central, mordió a Liz, daño el cuero del nuevo auto de Gema y se orinó en el asiento trasero. En pocas palabras es Christopher en versión canina (Un jodido dolor de cabeza)

El ambiente esta pesado, Marie ruega a Dios que el piso de Gema esté listo lo antes posible, es incómodo escucharla gemir hasta altas horas de la noche. Se ha vuelto tan descarada que, no le importa que su madre este a dos puertas del dormitorio principal.

Y ni hablar de Liz, cada que Christopher se va invade el pent-house con desconocidas que terminan ebrias, bailando en las mesas del balcon.

Considero irse a vivir con su hija, pero la idea le provoca jaqueca, no soporta a Liz y Gema no la dejara botada por su capricho de madre. Alex tampoco dejará que se vaya del lado de Christopher, es quien vela porque llegué a dormir, coma bien y tenga las cosas al día. También es su hijo y dejarlo no le agrada de a mucho.

Christopher pasa de largo, Gema corre tras él y se encierran en la alcoba. No tardarán los gemidos, dejará de darle largas al asunto y se conseguirá unos buenos audífonos.

—¡Estoy lista! —Liz aparece en la sala.

Su atuendo es algo fuera de lo común, no trae vaqueros descaderados ni camisetas ombligueras, por el contrario, luce un pantalón gris de bota ancha y americana del mismo color, calza tacones carmín y se arregló el cabello como una persona decente.

—¿Y Gema? —pregunta frente al espejo.

—Con Christopher —se inclina la taza de café y clava los ojos en el periódico que hay en la mesa.

—¡Coño! —se asoma en el pasillo— ¡Si que le gusta el guevo! ¡De seguro ya se la está mamando!

El café de Marie sale disparado en una sonora tos. No se sabe que duele más, la imprudencia o el saber que dice la verdad.

—¡Bromeo! —Liz le ofrece una servilleta— No es para que te pongas así.

Le indica que se aparte, si siguen conviviendo terminará en el manicomio con Sabrina.

Gema es la primera en salir.

Al igual Liz optó por un look serio con un pantalón pitillo, blusa de corbatín y botines altos. Se dejó el cabello suelto y escogió un bolso pequeño para guardar el móvil, la billetera y los preservativos

«Abandonó la idea de hacerlo piel a piel» El coronel es difícil de convencer, le rogó mil veces y la respuesta siempre es: NO. Según él le gusta cuidarse y no quiere problemas a futuro.

Alex invito a Christopher a la mansión. De seguro se quedarán toda la noche y no quiere negativas a la hora de buscarlo.

Christopher sale con un traje hecho a la medida, lo compró con Gema hace unos días y gasto un pastal en lo que según él es un gasto mínimo.

Valió la pena la inversión, porque esta como para comérselo. El negro le resalta el gris de los ojos y el cabello peinado le da un aire serio, pero sexy al mismo tiempo. «Bueno él siempre se ve sexy»

Marie abandona la sala cuando empiezan a besarse, es incómodo, pero Gema prefiere ignorarla tarde o temprano tendrá que aceptar la idea de tenerlo como yerno.

LUJURIA  - (Ya en librerías)Where stories live. Discover now