—¿No vienes? —pregunta.

Me suelto la bata, por supuesto que voy, no me lo perdería por nada. Entra al agua y busco el aceite para masajes en la cajonera echándome una buena cantidad antes de consentirlo. 

—¿Tenso? —le pregunto. 

Me recorre con los ojos detallando la tanga. 

—Me gusta tu atuendo.

—Te gustará más el masaje.

Lo atraigo a la orilla del jacuzzi. Inclina la cabeza y le doy un beso en la boca. 

Llevo toda la mañana esperando esto. Aunque el plato fuerte sea tenerlo en la cama, adoro besarlo porque te devora los labios haciendo estragos con tu cuerpo. Recorro la dureza de sus músculos y palpo la chocolatina que se le forma en el abdomen, es el pecado hecho hombre.

De niños nos dicen "Hey, serás muy guapo o guapa cuando grande" Porqué de niños todos tenemos gracias, pero al crecer desarrollamos nuestro verdadero ser y fracasamos en el intentó de parecernos a Barbara Palvin.

Todos me decían que sería tierna y hermosa, llamaba la atención de todos siendo regordeta con cabello corto y flequillo sobre las cejas. Era como una Dora la exploradora, llena de energía y muchas preguntas.

Perdí la gracias después de los diez, llegaron los granos, la ortodoncia, el cabello graso y las vergonzosas manchas en la cara.

La naturaleza no le hace justicia a todos ya que  nunca tocó al Dios que acaricio, no recuerdo verle un grano en la adolescencia ni un ridículo bello en la etapa de puberto, por el contrario, se ponía mejor con los años. 

Varias veces quise que se alejara y me dejara a mi madre para mí sola, veía y respiraba por él. Se robaba el protagonismo día y noche, trataba de buscarle lo feo a como dé lugar, pero en últimas termine resignándome y note que era todo menos eso. Que lo feo estaba en su petulante forma de ser y con eso tenía más que suficiente para ser infeliz el resto de su vida.

Ahora, después de casi tres semanas compartiendo cama no tengo palabras que decir, solo que me roba el aliento cada que lo tengo cerca.

Pueda que sea estúpido, pero me siento como en esas tontas películas de adolescente donde la chica vive idiotizada por el chico perfecto y no nota que siempre estuvo enamorada de su mejor amigo (en mi caso "hermano" de crianza)

Continuo con el masaje sin dejar contemplarlo. Meto las manos bajo el agua y hago el trabajo completo. Le acaricio la polla, jadea satisfecho y muevo la mano de arriba abajo mientras mi entrepierna lubrica y aclama tenerla adentro, no alcanzó a cubrir es grande, gruesa y se hincha bajo mis movimientos.

—Entra—me toma la muñeca. 

—No—le beso los labios— Hay que dejar que el agua tibia te relaje los músculos.

—Ya lo hizo —se humecta los labios— Toda la tensión está en lo que estás tocando.

—Convénceme.

Se levanta, el agua jabonosa le escurre por los músculos del abdomen, el miembro erecto cae en su mano y lo presume como todo un semental. Retrocedo para que venga por mí.

Rueda los ojos y sale del jacuzzi. Aferro las piernas a su cintura trepando por su torso buscando su boca. 

—Hazme tuya —le digo antes de besarlo.

Calla y me empotra contra el lavamanos, corresponde el beso mientras rebusca en la cajonera donde guarda los preservativos y trato de distraerlo mordisqueándole la piel de cuello. 

LUJURIA  - (Ya en librerías)Where stories live. Discover now