CAPÍTULO 7

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Angel. 

Rachel.

Siempre critique a ese tipo de líderes que ponen a trabajar a los demás y se quedan encerrados en su cuartel u oficina sin nada que hacer, lástima que los criticara tanto, porque creo que me convertí en un uno.

Me ejercito en el gimnasio levantando las mancuernas una y otra vez. En esto se resume mi última semana en el bello París, en largas jornadas de ejercicio y encerrarme cuatro horas en mi oficina, comer y ver películas en la tele. 

A Wolfgang no le gusta mi rutina, se la pasa llamando y enviando mensajes con los soldados pidiendo que investigue, pero no voy a ceder ya que no me interesa el caso. Si la cosa se pone fea, pues que repartan aspirinas para los infartos. 

Si me sumerjo de lleno en la investigación tarde o temprano tendré que toparme con el nombre de Christopher Morgan y me niego a tal cosa. Dejo las mancuernas tomando aire «El pasado sigue siendo una espina dificil de lidiar»

—Buenos días mi teniente —Paul y Tatiana entran al gimnasio— ¿Está muy ocupada?

«Odio estar aquí» Dejo las pesas en su sitio. 

—Un poco.

—Los forenses nos enviaron información —habla Paul.

—Hay pistas muy buenas —se acerca Tatiana— Nos encontramos con que dos de las víctimas visitaron un centro de relajación al norte de la ciudad.

—Ok. 

—Ambos hombres pasaron por la misma rutina; masajes, jacuzzi y bebida, mi instinto me dice que tenemos una pieza clave ahí, porque ambos murieron tres días después.

—Tu instinto no se equivoca —me quito los guantes— Emitan una orden, vayan al centro y exijan respuestas, que les muestren que tipo de bebida y comida consumieron, tomen muestras, traiganlas al laboratorio e indaguen qué componentes tienen.

Tatiana toma nota.

—¿No vendrá con nosotros? —pregunta. 

—No, trae la orden y la firmaré para que tu coronel la autorice.

Paul tuerce la boca.

—Leonel, el aspirante de los Ángeles nos visitará hoy en la tarde —avisa Tatiana— No sé si tal vez quiera conocerlo.

—No me interesa.

—Sería bueno que lo conociera —insiste Paul— Podríamos hallar pistas.

—Pues ve y conócelo tú. 

—Al menos inténtelo usted tambien. 

—No me gustan las campañas electorales, aburren.

—¡No solo las campañas, las investigaciones! —alza la voz— ¡Los reportes, conferencias y las asesorías también la aburren!

—¡Paul! —lo regaña Tatiana.

—¡No, no me voy a callar! Nunca hace nada —me señala— Lucas ayuda en lo que puede y Stefan siempre está cocinando o aseando pisos, a este paso no acabaremos nunca.

—¿Acabaste? —increpo. 

—Hablare con Wolfgang —se encamina a la puerta.

—No puedes hablarle así a un superior  —replica la chica.

—Déjalo, es libre de expresar sus inconformidades.

No voy alegarle sabiendo que tiene razón, no me apetece hacer nada porque quiero irme. 

LUJURIA  - (Ya en librerías)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora