—Algo así. —Me había puesto nerviosa, como cuando presentaba una exposición en clases y no tenía ni idea de lo que hablaba.

—¿Algo así? Señorita Rincón, la editorial no está en condiciones financieras para tomar decisiones de publicación a la ligera. Antes de presentar una propuesta se debe de tener en cuenta muchos aspectos, su viabilidad, el costo, la longitud del manuscrito, etc.

—La evaluación está lista, realicé un arduo estudio de mercado. —Mentí, o bueno, no del todo, la revisión de todas las redes sociales de los autores era una especie de estudio de mercado, la cantidad de seguidores me dio la seguridad de que el libro de ser publicado iba a vender bien—. El estudio del costo es algo que tenemos que hacer juntos.

El silencio era tenso, Rodrigo se mecía en la silla, pensativo y con un gesto de preocupación en el rostro, mientras el resto de los ojos estaban sobre mí.

—Cuando tengas los manuscritos en las manos me gustaría que evaluemos ciertas cosas juntas.

—Así será. —De nuevo me sentí segura.

La reunión continuó gracias a Rodrigo que tomó la palabra de nuevo. No puse nada de atención en lo que dijo, no dejaba de pensar en la necesidad de hacer mi trabajo bien. Estaba a punto de ver los primeros frutos de él, faltaban dos días para recibir mi primer pago.

Cuando todos se pusieron de pie yo lo hice también. Laura, la pasante, se quedó a mi lado como esperando que yo saliera, caminaba pensativa por el corto pasillo cuando me detuvo.

—Valentina, si no has hecho el estudio de mercado yo puedo ayudarte —susurró viendo hacia los lados, comprobando que nadie hubiera escuchado.

—Necesito tu ayuda, pero no precisamente en eso, sígueme. —Pedí sonriendo, tenía todo en mente.

—Pero ese estudio es importante, si no lo tienes listo yo de verdad

—No te preocupes por eso, te necesito enfocada en otra cosa. —Abrí la puerta de mi oficina para dejarla pasar.

—Pero es que eso es lo primero que se debe hacer

—Confía en mí, sé lo que hago —mentí—. Siéntate, Laura, necesito que me pongas mucha atención, lo que voy a proponerte es algo que nos ayudará mucho a las dos.

—¿Sí?

—Sí, como escuchaste quiero darle un enfoque a mi búsqueda de contenido, estoy en el proceso de selección de historias y es aquí donde quiero tu ayuda.

—¿Mi ayuda?

—Sí, yo tengo preseleccionada varias. Tu trabajo sería hacer las propuestas, convencer a los autores de venirse con nosotros, de que los publiquemos, claro que ofreciendo la tarifa más conveniente para nosotros.

—Pero ese es tu trabajo —comentó nerviosa.

—Lo sé, pero no puedo hacerlo toda sola. Necesito entregar resultados con urgencia, de eso depende esta editorial, de vender libros, el bono que se me otorgará por cada historia exitosa que publiquemos será tuyo, si en ese caso ese autor lo convenciste tú. ¿Entiendes?

Estaba jugándome el todo por el todo, debía dar resultados de manera urgente y en definitiva sola no iba a lograrlo. Si todo salía bien, ambas podríamos sacar provecho. Si las cosas salían mal y Laura conseguía más libros que publicar podría haberme quitado el puesto.

—¿Eso no es ilegal? No puedo obtener pagos mientras

—Confía en mí y solo acepta, prometo que cuando tus prácticas acaben te daré las mejores referencias, hasta puedo contratarte.

Un desastre llamado Valentina (Ahora gratis)Where stories live. Discover now