Capítulo 65

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Ya era viernes por la tarde y Harry daba vueltas alrededor de su habitación. Kenny le había dicho días antes que se iría el fin de semana ¿Sería capaz de llevarse a sus hijos?

Intentó llamarla varias veces pero ella nunca contestó y eso lo preocupó. Entonces decidió ir a verla.

Cuando llegó a casa de ella tocó y tocó. Pero  todo fue inútil, nadie le abrió.

-¿Busca a la señora que vive allí?- preguntó una mujer que iba pasando.

-Sí, ¿No sabe si se encuentra?- preguntó él con los nervios disparados.

-Me pareció verla salir hace unas horas. Iba con sus hijos y la niñera- A Harry se le cayó el mundo encima cuando le dijeron eso. ¡Kenny no se había podido ir de nuevo! ¿Qué no entendía que llevaba dos niños que también le pertenecían a él? ¿Acaso no se daba cuenta de lo mucho que le dolía el saber que se había perdido cuatro años de la vida de esos pequeños? Ya era suficiente el cargo de consciencia con el que tenía que cargar Harry como para agregar a la lista el dejar que sus hijos partieran una vez más. En ese momento él no le encontraba ningún sentido a su vida.

Kenny dio un suspiro de frustración mientras apartaba los papeles y los tiraba al piso. Estaba muy desesperada. Toda la tarde se la había llevado revisando los archivos de las empresas Torreslanda, la de Londres y la de Westminster, ¡documento por documento!

¿Cómo era posible que no encontrara nada que la ayudara a saber quién robó el dinero? Al parecer los demás tenían la misma situación que ella.

El timbre de la casa sonó. ¿Quién tocaba a las once de la noche? ¿Qué no se daban cuenta que estaba demasiado ocupada?

El timbre volvió a sonar una, y otra y otra y otra vez. Kenny sentía que la cabeza iba a reventarle de los nervios, la desesperación y el estrés; y si a eso se le agregaba el irritante sonido del timbre era peor.

Como ella no salió rápidamente, se escuchó como azotaban el portón. Ella ya conocía esa escena, y no faltaba preguntarse quién era quien molestaba de esa manera.

Kenny salió y abrió el portón. Tal y como lo imaginó, era la misma escena de la vez pasada. Frente a ella se encontraba un Harry completamente ebrio que con cada paso que daba corría el riesgo de caerse.

-¡Quiero ver a mis hijos!- le pidió antes de que ella pudiera decir algo mientras caía a los pies de ella. Kenny se horrorizó ante la escena que estaba viendo. Harry se estaba humillando ante ella para poder ver a sus hijos.

-Harry levántate- le pidió pero él negó con la cabeza. Se arrastró a manera de quedar más cerca de Kenny y se abrazó a sus pies.

-Harry, levántate por favor- la voz de ella estaba a punto de quebrarse pero él no lo notó.

-Por favor- le dijo en voz baja- No te los lleves de mi lado- Kenny se agachó a manera de quedar a su altura.

-No me llevaré a los niños a ningún lado- le dijo mientras le regalaba una sonrisa.

-Mientes- le dijo mientras levantaba el rostro. Kenny se dio cuenta que él estaba llorando, Harry estaba llorando una vez más. Su corazón se volvió a partir al verlo en ese estado.

-Yo no miento- le dijo con la voz temblorosa

-Sí- dijo en un pequeño grito él- Sí mientes. Tú me estás engañando para que te crea, y después te los llevarás. Jamás me vas a dejar verlos-

-Harry- Kenny se limpió unas lágrimas del rostro- A los niños los puedes ver cuando quieras-

-No, no, no- le dijo mientras se llevaba las manos al rostro completamente histérico- ¡No me dejarás verlos!-

La gran mentira (Harry Styles y Kenny)  EDITANDOWhere stories live. Discover now