Capítulo 106

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Kenny se despertó peresozamente. Estaba recostada sobre su lado izquierdo para no lastimarse y Harry la abrazaba por la cintura, habían dormido de cucharita.

Ella sonrió al recordar la noche anterior.
Harry parecía señorita al darse a desear tanto, pensó. Pero después de tanto insistirle había accedido a tener intimidad con ella...

Recordó la delicadeza con la que le había hecho el amor, aunque ya se le estaba haciendo costumbre ya que él la cuidaba aún más, desde que le dijo lo del embarazo.

A Kenny le había causado mucha gracia cuando su esposo le había dicho lo mucho que había extrañado a sus niñas. Se había pegado a ella como un bebé hambriento y cuando ya descansaban de tanto hacer el amor una plática curiosa surgió.

(...)

La respiración de ambos era acelerada, habían terminado de hacer el amor e intentaban controlarse.

Harry seguía acariciándole los pechos a Kenny y ella lo observaba divertida.

-¿Qué?- preguntó

-Dejarás a tus niñas hinchadas por tanto acariciarlas- él sonrió.

-Ya tenía tiempo de no hacerlo de esta manera. Debo recuperar el tiempo perdido-

-Entonces, aprovéchalas. Porque cuando nazca la bola ya no podrás hacerlo-

-¿¡Por qué!?- preguntó mientras la miraba espantado.

-¿Por qué? Es obvio Harry, voy a amamantar a la bola-

-¿Y?- Kenny no sabía si reír o darse de topes en la pared. Decidió decirselo suavemente.

-La bola no puede compartirte mis pechos-

-Espera, espera. La bola no va a compartirme nada porque yo voy a ser el que se los va a compartir- ella sonrió.

-Mi amor, entiende que mis pechos le corresponden para que coma- Harry se sentó y se cruzó de brazos.

-Pues no me parece justo-

-¿Qué?-

-Que yo tardé seis años para poder siquiera tocarlos y a la bola apenas la engendramos y se los das rápidamente- su esposa estalló en risas.

-Dios nos dió senos a las mujeres para amamantar a nuestros hijos, cariño, no para que un pervertido como tú se la pase acarisiandolos- Harry se inclinó y le dio un beso en la nariz.

-Bebé, los senos de las mujeres son como Disneylandia-

-¿Disneylandia?-

-Sí, Disneylandia-

-¿Por qué?-

-Porque están hechos para los niños pero los disfrutamos los grandes-

-¡Ajá!, estás aceptando que son para la bola-

-Los podemos compartir-

-No, Harry. Porque yo parecere vaca dando leche por las ubres. ¡Leche para tu hijo!- añadió rápidamente al ver la cara de iluminación que había puesto su marido. Él hizo un puchero.

-Todo para la bola y tu marido nada-

-Mi amor...-

-No, mi amor nada. Ya me di cuenta que prefieres más a la bola, y tú marido, que se lo coma un perro-

-¿No se supone que los celos tenían que ser por parte de los mellizos?-

-Déja a mis hijos que en éste momento están dormidos y no se pueden defender-

La gran mentira (Harry Styles y Kenny)  EDITANDOWhere stories live. Discover now