Capítulo 34

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El resto de semana pasó muy rápido y cuando se quisieron dar cuenta ya era la hora de marcharse. Mientras hicieron las maletas, hablaban de todas las cosas que habían hecho esa semana. Les encantó poder vivir una semana ellas solas y saber cómo sería una vida juntas. Llevaron las maletas al coche y vieron por última vez aquella casa que les había hecho crear nuevos recuerdos bonitos entre ellas dos. Ana miró la casa desde fuera con una sonrisa melancólica. Miriam cerró la puerta de la casa y se acercó a su novia. La abrazó y le dio un beso en lo alto de la cabeza.

-Voy a echar de menos esto. - dijo Ana. - Vivir como si estuviéramos casadas.

-Si ahora lo miras así, ¿cómo lo verás cuando nos casemos?

-Pues entonces estaremos casadísimas.

Miriam rió y Ana le dio un beso. Se metieron en el coche y se pusieron rumbo a la universidad. Fueron muchos kilómetros, pero a ellas le daban igual ya que sería el último tiempo que podrían pasar ellas dos solas antes de empezar las clases. Cuando llegaron, Miriam y Ana se miraron con una sonrisa triste.

-Pues ya hemos llegado. - dijo Miriam.

-Sí, de nuevo a la rutina de estudiar... De encerrarse en la habitación y no hacer vida social por los exámenes.

-Tranquila, que ya me encargaré de sacarte de la habitación para que hagas vida social. - rió Miriam. - Y sobretodo con tu novia.

Miriam acercó su rostro al de Ana y miró sus labios. Ana se mordió el labio inferior y acercó sus labios a los de Miriam todavía más poniendo una mano en su muslo.

-Joder, bésame ya, Miriam.

Miriam rió y, agarrando su cintura, la besó. Cuando se separaron, Ana se movió al asiento de Miriam y se sentó encima de ella. Pasó sus manos alrededor del cuello de la rubia y la besó.

-Déjame ahora hacer "vida social" con mi novia antes de entrar.

Miriam se mordió el labio y enseguida se encontró con los de Ana, que la besó impaciente. Miriam agarró la cintura de Ana y coló sus manos por debajo de su camiseta, acariciando sus costados. Ana bajó suavemente sus manos desde el cuello de Miriam, pasando por sus mejillas, su cuello, su clavícula, su pecho, hasta el final de su camiseta, metiendo sus manos bajo ella y acariciando su abdomen. Miriam gimió en el beso y se separó jadeante. Ana la miró y atacó su cuello, tenía ganas de más.

De repente, oyeron unos golpes en el cristal del coche. Ana despegó sus labios del cuello de Miriam y la gallega abrió sus ojos para mirar a Ana sorprendida. Giraron su cabeza y vieron como Agoney las saludaba desde la ventanilla. Miriam pulsó el botón con Ana todavía sentada en su regazo.

-¿Qué quieres? - dijo Miriam un poco molesta por haberle estropeado el momento.

-Hola a ti también, amiga. ¡No sabía que habíais llegado ya! Ya que estábamos los cuatro por Barcelona podíamos haber quedado e irnos juntos, pero veo que vosotras queríais llegar solas para montároslo enseguida.

Miriam bufó y rodó sus ojos, pero Ana en cambio se puso colorada, al final Agoney siempre las pillaba en el momento más justo.

-¿Y tu novio? ¿Por qué no está con él?

-Bueno, estábamos deshaciendo las maletas y acabé yo el primero y decidí salir a ver si había llegado alguien. Vi vuestro coche y cuando me acerqué pues vi lo bien que os lo estábais pasando.

-Y si nos has visto, ¿por qué nos molestas?

-Ay, amiga, que borde estás. A ti Ana, ¿te ha importado?

Mi vida no es la misma sin ti | WariamTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang