Capítulo 29

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Ana estaba en la habitación con Aitana y Amaia, jugando al UNO. Desde que se fue Miriam a buscar a Mireya, acabó de desayunar con ellas, y después se fueron juntas a la habitación. Había ya pasado un rato desde que Miriam se fue, por lo que Ana se preocupó.

-¿Vosotras creéis que lo habrán arreglado? - preguntó Ana.

-No sé... - dijo Amaia encogiéndose de hombros.

-Creo que voy a ir a buscarla.

Ana se levantó y dejó sus cartas en el suelo. Se despidió de las chicas y fue a la habitación de Miriam y Mireya. Al llegar, llamó a la puerta. Nadie la abrió, sin embargo oyó ruidos provenientes de su interior. Volvió a llamar, pero obtuvo la misma respuesta. Decidió llamar una vez más, sabía que había alguien dentro, pero le resultaba extraño que no le abriera nada. Al ver que nadie la abría, decidió abrir la puerta por sí misma. Si llegara a saber lo que se podía encontrar allí dentro, nunca hubiera abierto esa puerta. Abrió mucho los ojos al ver como Mireya y Miriam se estaban besando, las dos en ropa interior. Mireya estaba encima de Miriam y sus labios nunca se separaban, solamente cuando Mireya le estaba quitando el sujetador a Miriam. De vez en cuando, cuando se separaban para coger aire, Miriam gemía su nombre, lo que provocaba escalofríos a Ana. Al ver que aquella escena parecía no acabar nunca, Ana se tiró al suelo de rodillas y comenzó a llorar. No se podía creer que después de lo que hicieron ella y Miriam, ahora estaba así con Mireya.

-¡Te odio! - gritó Ana.

Mireya y Miriam se dejaron de besar y se miraron entre ellas sorprendidas. Después miraron a Ana, que estaba arrodillada en el suelo, con su cara tapada y llorando sin parar. Miriam se quitó de encima a Mireya, y se sentó.

-No, no, no. Por favor, dime que esto no es verdad. - dijo Miriam.

-¿Cómo has podido? - dijo Ana apretando su mandíbula. - ¡Gilipollas!

-No, Ana, no... No es lo que parece... - intentó excusarse Miriam.

-¿Qué no? Entonces dime lo que acabo de ver. ¡Estabas haciéndolo con Mireya!

-No... Yo estaba intentado pararla... Te lo juro, Ana.

-Miriam, no me mientas. Te estaba oyendo como gemías su nombre.

-Ana...

Miriam gateó por la cama hasta quedarse en el borde más cercano a ella.

-¿Qué pasa, Ana? - dijo Mireya con aire de superioridad . - Ahora Miriam es mía.

Mireya miró a Ana con una sonrisa satisfecha. Ana miró a Mireya sorprendida, y después a Miriam con una mirada cargada de odio.

-¿Qué? - dijo Miriam girándose hacia Mireya. - Yo solo soy de Ana.

-Te equivocas, bonita. Bien que empezaste este juego, yo solo seguía lo que tú querías....

-¿Encima empezaste tú, Miriam?

-Ana...

Miriam intentó bajarse de la cama, pero Mireya le sujetó de las caderas y la atrajo hacia su cuerpo. Miriam la miró sorprendida y Mireya atacó sus labios. Ana no podía moverse, estaba viviendo su peor pesadilla.

-¡Te odio! ¡Te odio! ¡Te odio! - gritó.

Ana se levantó, se acercó a la otra cama y tiró una almohada a las dos rubias, que se seguían besando. Miriam aprovechó que Mireya estaba distraída para soltarse de su agarre y corrió hacia Ana.

-Ana, por favor. Te quiero. Todo tiene una explicación.

-Eso me dijiste antes y, mírate ahora, desnuda y besando a otra tía.

Mi vida no es la misma sin ti | WariamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora