Capítulo 2

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El avión acababa de aterrizar. Ana empezó a mover a Agoney, intentando despertarlo.

-¡Ago, ya hemos llegado! - dijo Ana.

-Cinco minutos más, anda...

-Si tú te quieres quedar en el avión no me importa...

Agoney se desperezó y finalmente se levantó de su asiento. Los dos se dirigieron a por sus maletas. Ya estaban en Madrid. Un taxi les estaba esperando ya fuera para llevarlos a la universidad. En todo el viaje, Ana no dejó de mirar por la ventanilla, pensativa. Agoney en cambio iba escuchando música en sus auriculares. Después de un rato, llegaron a la universidad. Los dos se bajaron del taxi y se quedaron un rato en silencio, mirando el edificio. Ana tragó saliva, no estaba muy preparada para estar lejos de su familia y amigos. Por suerte, Agoney estaba con ella. Agoney miró a Ana y pudó ver su cara de preocupación. Le agarró la mano y Ana le miró con sorpresa.

-No pasa nada, Ana. Los dos somos nuevos en esto y lo llevaremos bien. - sonrió Agoney.

-Es que estoy un poco asustada por los compañero que vayamos a tener... Espero llevarme bien con ellos. - dijo Ana.

-Ana, por Dios. Eres Ana Guerra y le caes bien a todo el mundo, no digas tonterías. - rió Agoney. - Anda, entremos.

Los dos entraron dentro del edificio agarrados de la mano. Al entrar, lo primero que vieron era la recepción donde tendrían que pedir la llave de su habitación. Ana estaba nerviosa, pronto vería a la que iba a ser su compañera de habitación durante nueve meses. Agoney en cambio estaba feliz, quería ver ya al chico que iba a compartir con él su cuarto.

Los dos se dirigieron a recepción. Agoney fue el primero en recibir su llave y Ana, al coger la llave, se dio cuenta de que se le había caido la pulsera que le regaló su abuela por su cumpleaños.

-¡Ago! ¡Mi pulsera! ¡No la tengo! Se me ha debido de caer. - dijo Ana.

-No te preocupes, salgamos afuera a ver si la vemos.

-No te preocupes, ya voy yo. Tú ve a la habitación a dejar la maleta y descansar. Estabas agotado en el avión.

-Bueno, esta bien. - dijo Agoney. - Pero si necesitas algo, avísame.

Ana levantó el dedo pulgar en señal de "OK". Agoney sonrió y se dirigió al pasillo donde se encontraban las habitaciones. Ana cogió su maleta y salió fuera del edificio. En el suelo vio algo brillante. Se acercó y sí, era su pulsera. La cogió y le quitó un poco la suciedad. Después se la puso y se metió dentro del edificio, dirigiéndose al pasillo. Mientras buscaba su habitación, iba mirando su pulsera. Menos mal que no la había perdido. Era el único recuerdo que tenía de su abuela antes de que muriera. De repente, al mirar de frente, se chocó con una chica. Antes de que Ana se cayera, la chica fue más rápida y la cogió por las caderas, intentando que Ana no se cayera al suelo. Lo consigió, pero las dos se encontraban pegadas la una a la otra. Ana se fijó en ella. Era muy guapa. Tenía unos ojos color chocolate y un pelo rubio y rizado.

Se quedaron un rato mirándose, hasta que al final la chica rubia se apartó y se disculpó.

-Lo siento, no te había visto. Estaba ecribiendo un mensaje.

-No, la culpa es mía por no mirar por donde andaba. - dijo Ana.

-Ellas empanadas. - rió la chica.

Ana se quedó embobada escuchando la risa de ella. Que guapa estaba cuando se reía... La chica, al ver que Ana no se reía, paró.

-Tranquila, son cosas mías. Por cierto, ¿estás bien? ¿Te has hecho daño?

-No, gracias por haberme cogido. - dijo Ana.

-Ha sido un acto reflejo. Bueno, me tengo que ir, voy a buscar a mis amigos. Supongo que estudiarás aquí, así que ya nos veremos.

La chica se alejó guiñandole un ojo a Ana. Cuando la chica hizo eso, Ana se puso roja y un hormigueo por la tripa apareció.

-A-adiós...

Fue lo único que pudo decir Ana, y vio alejarse a la chica y acabar desapareciendo por la puerta del pasillo.

🐾🐾🐾🐾

Cuando Miriam salió del edificio, se sentó en un banco. Le vino a la cabeza la chica morena que se había chocado con ella y consiguió atrapar antes de que se callera. Pero sobretodo pensó en los segundos que se quedaron pegadas, mirándose. En aquel momento a Miriam se le había cortado la respiración. Se fijó en la chica y le pareció guapísima. Además, al tenerla tan cerca y poder oler su aroma a vainilla, lo único que se le pasó por la cabeza era besarla, pero no lo hizo porque era la primera vez que la veía. Además a ella nunca le había entrado unas ganas de besar a otra chica. No sabía que la había pasado en aquellos momentos. De repente, se acordó del mensaje que le había llegado al móvil. Encendió su móvil. Era su novio.

Pablo😍
Hola Miriam. ¿Has llegado ya?

                                                  Miriam🦁
                 Sí, acabo de llegar. Te echo       de menos♥️

Pablo😍
Y yo a ti.
¿Te parece bien que luego te llame a la noche?

Miriam no sabía que responder, la verdad que ya últimamente no sentía lo mismo que sentía antes. No quería decirselo a Pablo, así que siempre intentaba no mostrarlo. Tenía miedo de perderlo como amigo.

                                                  Miriam🦁
No sé. La verdad es que estoy un poco cansada. Por la noche te digo.

Y apagó su móvil, la verdad no quería saber más de él. No podía parar de pensar en la chica que acababa de conocer y no sabía muy bien el por qué.

🐾🐾🐾🐾

Finalmente, Ana encontró su habitación. Se encontraba al fondo del pasillo. Abrió la puerta y al entrar, se encontró con una chica rubia, muy guapa tumbada en la cama, leyendo una revista de moda. La chica rubia se dio cuenta de que Ana acababa de entrar y se levantó, acercándose a ella.

-Hola. ¡Por fin has llegado! Pensé que al final iba a quedarme yo sola. - rió. - Soy Mimi. Bueno, en realidad me llamo Miriam, pero prefiero que me llamen Mimi.

-Yo Ana. - se dieron dos besos.

-¿Eres canaria?

-Sí. - dijo Ana. - ¿Y tú?

-Yo soy andaluza. Encantada de conocerte. He elegido la cama de la derecha, por si no te importa. - dijo Mimi, señalándola.

-Me he dado cuenta. - rió Ana.

Mimi también rió y le enseñó a Ana un poco la habitación. Ana se quedó impresionada ante la habitación. Jamás había estado en una así de grande.

-¿Te puedo hacer una pregunta? - dijo Mimi. - No hace falta que la contestes si no quieres.

-No pasa nada, adelante.

-¿Por qué has tardado tanto en venir? - preguntó Mimi. - Es que me encontré a otro canario antes y me dijo que había venido contigo. Se llamaba Agoney, creo.

-¡¿Ah, sí?! La verdad es que se me cayó una pulsera y cuando vine para acá tuve una pequeña distracción... - dijo Ana.

-Ja ja. Vale, no pasa nada. Bueno, ¿te ayudo a deshacer la maleta? Así bajamos antes al comedor a cenar, que a este paso nos cierran. - rió Mimi.

Ana miró la hora, Mimi tenía razón, era bastante tarde. No tardaron mucho en deshacer la maleta, y enseguida se bajaron al comedor.

Mi vida no es la misma sin ti | WariamWhere stories live. Discover now