Capítulo 23

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Ana se despertó con un leve dolor de cabeza. Se removió un poco en su cama antes de levantarse. Se sentó en el borde de su cama y se acarició su frente con una mano. Miró a Mimi, quien dormía tranquilamente en su cama. Recordó que en cuanto cayó en la cama se quedó dormida, ni siquiera escuchó cuando entró Mimi en la habitación. Un pequeño gruñido proveniente de su tripa hizo darse cuenta de que tenía un hambre descomunal, por lo que se vistió y salió de la habitación haciendo el mínimo ruido posible. Se dirigió hacia el comedor para desayunar una buena tostada de aguacate con sal.

Por el pasillo, vio que la puerta de la habitación de Laura se abría y de ella salía su dueña. Laura vio a lo lejos a Ana, sonrió maliciosamente y salió en su busca. Ana apresuró el paso, no quería por nada del mundo hablar con ella, pero finalmente Laura acabó pillándola.

-Madre mía Ana, desde primera hora de la mañana y vaya prisas.

-¿Qué quieres, Laura? - dijo Ana seca.

-Hola a ti también.

-Sí, hola...

-¿Qué tal te lo pasaste en la fiesta de anoche? No sé si lo viste, pero yo me lo pasé en grande. Tengo que agradecer a los profes por montarme una fiesta de bienvenida... Vi que te fuiste antes de que se acabara, ¿te pasó algo?

-¿En serio? Lo sabes de sobra.

-Te molestó nuestro beso... Me gusta, me gusta.

-Eres una gilipollas. - murmuró Ana.

-Eh, tranquilita. - dijo Laura dándole pequeñas palmadas en su brazo.

-¡No me toques! - dijo Ana dándole un manotazo y apartando su brazo. - ¿Dónde está?

-¿Quién?

-Lo sabes perfectamente...

-Ah, la gallega dices, ¿no? - Ana asintió. - Pues en mi habitación, sigue durmiendo. ¿Sabes? - susurró Laura en su oído. - Creo que ayer la di una buena paliza...

-¿C-Cómo? - dijo Ana tragando saliva. - Os... ¿Os habéis...?

-Sí, cariño. - dijo Laura guiñando un ojo. - Anoche Miriam quería temita, y pues se lo di. Pareció gustarle y todo.

Ana apretó sus puños y se giró para ir hacia el comedor. Laura la seguía de cerca, sonriendo. Ana la ignoraba por completo, la odiaba. Cuando llegó al comedor, se sentó al lado de Amaia y Aitana, quienes estaban ya desayunado.

-Hola, Ana. - la saludó Amaia. - ¿Qué tal has dormido?

-Bueno, - dijo apoyando su mejilla en una mano. - he tenido noches mejores, la verdad.

Ana suspiró y cogió una tostada, huntándola con aguacate. Aitana y Amaia se miraron entre ellas, preocupadas. Se levantaron y abrazaron a su amiga, quien lo agradeció con una sonrisa.

-Sabemos que estás algo mal después de lo de ayer... - dijo Aitana en un hilo de voz. - La verdad es que no entiendo cómo Miriam puede estar con Laura... Vosotras dos érais más monas juntas...

-La manipula, como hizo conmigo.

Aitana y Amaia la miraron sin comprenderlo muy bien. Ana cayó en que no se lo contó a ellas, por lo que el desayuno se lo pasaron escuchando la historia de Laura y Ana.

-¡Será imbécil! - gritó Aitana. - Hay que contárselo a Miriam, ¡ya!

-Gracias chicas, pero ya es demasiado tarde. Laura me ha contado que ayer por la noche... Bueno...

-¿¡Qué!? ¡No me lo puedo creer! Miriam también es tonta, no, lo siguiente.

Ana rió y abrazó a Aitana y Amaia, quienes seguían algo alteradas. Laura las miró desde su mesa con mala cara, Aitana se dio cuenta, sonrió y le hizo la peineta, por lo que Laura se quedó con los ojos abiertos. Continuaron comiendo, cuando de repente, se oyó un grito.

Mi vida no es la misma sin ti | WariamWhere stories live. Discover now