Capítulo 15

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Ana se despertó. Se intentó mover, pero tenía a Mimi completamente encima suya, abrazándola. Recordó que después de contarle todo, empezó a llorar hasta que ambas se quedaron dormidas. Sonrió y abrazó a Mimi más fuerte. Esta se acomodó y tocó el cuello de Ana con su nariz. Poco a poco, abrió sus ojos y miró a la canaria con preocupación.

-¿Qué tal, Ana? ¿Estás mejor?

-Bueno, un poco más desahogada. Gracias por quedarte aquí conmigo, lo necesitaba.

-¡Ay, Ana Banana!

Mimi le empezó a dar un montón de besos por su cara. Ana rió, sus besos le hacían cosquillas. Cuando Mimi paró, se echó a un lado, aunque seguía agarrada de la cintura de la morena.

-Te quiero, Banana.

-Y yo a ti también.

Se quedaron un rato más abrazadas, en silencio. Hasta que decidieron bajar a desayunar. Allí se sentaron con los demás. Mireya miraba de reojo a Ana con cierta tristeza. Ana lo notó enseguida y la miró detenidamente.

-¿Estás bien?

-Sí... Ana, lo siento.

-¿Por?

-Ayer les vi con mis propios ojos. Sé por lo que estás pasando.

-¿Qué viste?

Mireya miró hacia la puerta del comedor, que se acababa de abrir. Enseguida volvió a mirar a Ana, pensando que a lo mejor Ana no se hubiera enterado de quienes acababan de llegar. Sin embargo no fue así. Ana se dio la vuelta y vio como Pablo y Miriam habían entrado cogidos de la mano. Le dolió ver aquella escena. Miriam y Ana cruzaron sus miradas después de casi un día entero sin verse. La mirada de Ana estaba cargada de odio, mientras que la de Miriam de tristeza.

-Eso es lo que viste, ¿verdad? - dijo Ana girándose hacia Mireya.

Esta asintió en silencio. Pablo y Miriam se sentaron en una mesa separada del resto. En el desayuno, Miriam no paraba de mirar hacia la mesa donde estaban sus amigos.

Raoul, Nerea y Agoney cambiaban sus miradas de Miriam a Ana, intentado contarle a Miriam a través de la mirada lo mal que lo estaba pasando ella. Aitana y Amaia la saludaba sonrientes, pero al ver a Pablo y ella con sus manos entrelazadas por debajo de la mesa, sus caras cambiaban por unas sorprendidas.

Más de una vez, Miriam intentó cruzar su mirada con la de Ana, pero esta tenía la mirada perdida en su plato de comida y moviendo el tenedor de un lado a otro, sin comer nada.

Pablo notó como Miriam no paraba de mirar hacia la otra mesa. Miró hacia ella, sabía de sobra que allí sentado estaría el chico del que estaba enamorado Miriam. Vio como un chico de ojos claros y con el flequillo levantado con mechas miraba a Miriam sonriente y esta reía al verle.

-Es él, ¿verdad? - susurró Pablo.

-¿Qué? - dijo Miriam.

-Que es él tu nuevo novio. - dijo señalándolo.

-¿Qué? ¿Roi? - rió. - Imposible.

-Sí, claro. A mí no me engañas. Muchas miraditas os echáis.

-Que solo le estoy riendo una gracia que me ha hecho.

Pablo se cruzó de brazos y fulminó con la mirada a Roi. Este se fijó como Pablo le echaba una mirada intensa y, para intentar que no hubiera tanta tensión, sonrió y le saludó. Miriam comenzó a reír. Roi se levantó y fue a hablar con Miriam.

-Gallegiña, ¿qué tal? - dijo Roi poniendo una mano en el hombro de ella.

-Hombre, Roi, pues muy bien. - dijo riéndose y levantándose para abrazarlo.

Mi vida no es la misma sin ti | WariamOnde histórias criam vida. Descubra agora