Parte 33

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No has pegado un ojo. Son cerca de las 11 p.m. y el sueño no viene a ti.
Tu abuela volvió a la hora de costumbre, el tiempo que te dejó sol@ te sirvió; pero apenas un poco. No te cuestionó nada al respecto, ya tomarás tú el tema cuando estés list@.
No hiciste ni tu tarea, por suerte no es mucha, bien puedes realizarla en la escuela.
Te mueves tanto en la cama que sientes que despertarás a tu tutora. ¡Basta!
Este estado te molesta sobremanera. No aguantas el ambiente. Te levantas y te cambias con lo primero que encuentras para salir de tu habitación. Con la lámpara de tu celular avanzas a través de tu apartamento. Escuchas a tu abuela roncar, no hay peligro de ser descubiert@.
Te alegras mucho de que el edificio cierre sus puertas dentro de una hora, es el tiempo que tienes para tratar de quitarte de encima el remolino de pensamientos del que eres presa.

El pasillo de entrada está desierto. Sales del lugar y el fresco aire roza tu rostro, cierras los ojos para respirar profundo.
¿A dónde ir? Caminas sin rumbo fijo, aceptando el sitio al que tus pies te lleven.
Al pasar por los vitrales de las tiendas, te das cuenta de algo...
Una figura femenina que sólo se refleja en los cristales te mira preocupada. La notas con el rabillo del ojo.
En cada establecimiento es igual. Ella únicamente te observa, sin moverse.

Caminas y caminas, das vuelta en esta esquina, cruzas la calle en otra. El bullicio de la ciudad nocturna no es de tu agrado, buscas algún refugio para tener un poco de paz; al menos en tu habitación la poseías.
Alejándote del ruido de las demás personas terminas en un área de construcción. Apenas si hay luz y un agradable silencio impregna el ambiente. Te sientas en una tabla de hierro bastante ancha.
—Yuri...ya sé que estás aquí...— Comentas al sentir aún aquella presencia. De a poco, la fantasma se materializa y termina sentada a tu lado, viéndote sin hablar.
—¿Por qué huyes?— Pregunta al fin.
Aquello te sorprende.
—No estoy huyendo.
—Sí, sí lo estás. Pero ni tú ni yo sabemos de qué...¿O sí?
Reflexionas lo que acabas de escuchar. Suspiras.
—Sí lo sé...Yuri...¿qué debo hacer?
—¿Por qué no quieres ir con tu padre? Él te necesita.
Exclamas en forma sarcástica.
—¿Y todas las veces que yo lo necesité? Tú no lo sabes, pero, yo sólo lo he visto en persona dos veces en mi vida, contando esta. Yo...ya sabes, nunca fui un/a hij@ desead@. Mi mamá me tuvo a los 17...Aquel hombre le bajó la luna y las estrellas. Le hizo creer que la amaba, pero cuando mi madre quedó embarazada de mí, él se desentendió por completo. La llamó "fácil", "zorra"; asegurando que ella lo había engañado con alguien más sólo para no tomar responsabilidad. Mi progenitora conocía el carácter y la fama de mi papá, era una mala persona con otros, pero con ella era distinto. Al menos eso creía mi madre, hasta que le enseñó su verdadera cara. Según él, un bebé era lo que menos necesitaba, iba a heredar una gran fortuna al hacerse cargo de los plantíos familiares una vez acabara su universidad. Un engendro molesto no haría más que arruinar por completo su futuro.
—¿Cómo sabes todo eso?— Cuestiona Yuri.
—Mi abuela me lo dijo, yo se lo pregunté. Quizás no te parezca lo mejor, pero con un padre ausente y una madre difunta; es necesario madurar rápido—. Sonríes con tristeza—. Recuerdo que los niños de mi escuela solían molestarme por no tener papá, siempre terminaban llorando en el suelo y mi progenitora asistiendo a reuniones con directivos...Sabía defenderme para que no me molestaran nuevamente.
—¿Aún hoy...?
—Nah, sólo fue en preescolar y los primeros años de primaria—. Aclaras—. Una vez pude arreglar el conflicto externo, debía resolver el interno. Me callaba, mas, no saber nada del hombre que me dio la vida sí me afectaba. No era agradable esperar la salida del colegio y ver a los padres de mis compañeros ir por ellos. De vez en cuando me imaginaba lo que se sentiría que...— Te callas un momento para mirar a la muerta. Esto es raro, ¿de verdad te estás sincerando con un espíritu? Estos últimos momentos parecieron nublar tu consiente, porque al hablar con este espectro tu imaginación logró hacerte sentir que lo hacías con una persona viva. Como si de una especial y querida amiga se tratase.
—Ajá...— El anima te invita a seguir.
—¡Oh, disculpa!— La chica sonríe comprensiva—¿Qué se sentiría ver un auto llegar, que de él bajara una figura masculina y me dijera que era mi papá? Algo muy tonto.
—¡No! Te comprendo.
—¿De verdad?
—Bueno, es decir, entiendo tu posición. No recuerdo ni a mi familia en vida.
—No te estoy molestando con esto, ¿cierto?— Sabes que hay algunas personas que se cansan de oír tanta desgracia y dramatismo.
—En absoluto, puedes continuar, si quieres.
—Vale...¿No recuerdas algún cumpleaños tuyo?
—Tampoco.
—Lo supuse—.Tratas de sonreír—. Sólo quería llegar al tema de algún modo...El día que vi a mi padre por primera vez fue una semana antes de mi cumpleaños número 6...No hablé con él. En esa ocasión regresaba del colegio con mi abuela y al abrir la puerta de nuestra casa; aquel hombre estaba dentro charlando con mi madre. Mi abuelita se asustó, yo no entendía el asunto, pero mi mamá le dijo: "Está bien, estamos tratando de arreglar un asunto". Mi abuela me sacó por un helado y todo el trayecto de ida y vuelta estuvo bastante nerviosa. Recuerdo su cara...la de él...Se veía mayor de lo que era, con ojeras, marcas de edad, su barba de candado y esa mirada que parecía vacía. De vez en cuando me miro al espejo y me doy cuenta de que sí me parezco a mi padre...qué asco.
—Eso no tiene sentido.
—¿Eh?
—No tiene por qué darte asco, en lo único que se parecen es en el físico, porque como personas son polos opuestos. Él no te llega ni a los talones, tú eres mil veces mejor.
Esas palabras logran tocar una fibra sensible de ti. Sonríes cálidamente y con un poco de nerviosismo.
—Gracias...Ya he hablado mucho, así que esto es lo último que diré. La razón de su regreso fue que quería celebrar mi cumpleaños conmigo, mi madre accedió y durante toda esa semana no podía ocultar la emoción que yo sentía. Finalmente sabría qué se sentía ser cargad@ en los hombros de papá, sentir que vuelas en su protección. Podría verlo en las reuniones escolares para que me felicitara por mi desempeño y se sintiera orgulloso de mí. Seríamos una familia feliz y nadie volvería a molestarme, pero más que nada, estaba feliz por mi madre. Tantos años sola no se repetirían nunca más. Claro que en ese entonces yo no sabía de la personalidad de aquel hombre...Qué ingenu@ era.
—Nunca llegó, ¿cierto?
Asientes.
—Ese cumpleaños prometió que me recogería a mediodía y me llevaría a un parque de diversiones. Arreglé mi maleta con ropa para los juegos acuáticos, mi cámara de juguete y un pequeño lunch. Me senté frente a la ventana, esperando a ver su auto, con la ilusión desbordando de mí...Esperé...y esperé...y esperé...Hasta que las lágrimas corrieron por mi cara—. Sientes un nudo en tu garganta. La fantasma aproxima su mano a la tuya, pero recuerda su estado y la aleja resignada. Respiras para no llorar, ya lloraste más que suficiente por ese irresponsable—. Y...bueno, mis próximos cumpleaños fueron igual. Promesas de verme, mentiras, reclamaciones, excusas y finalmente olvido. La situación se acabó en mi cumpleaños 10. Después de eso, no volvió a llamar....
—Lamento oír eso...— Comenta con sinceridad la muerta.
—¿Qué...crees que deba hacer?
—Lo desprecias, es más que evidente, pero tal vez ir con él no sea la peor de las ideas.
—¿Tú estarías a gusto viviendo con alguien que te repugna?
—No, ¿pero tú estarías en paz contigo si no lo haces?— Miras atent@ a Yuri—. O sea, son sus últimos años de vida. No fue un buen padre, pero es TU padre, ¿podrías vivir con la culpa de haberlo abandonado? Él hizo lo mismo, pero ahora trata de remediarlo, incluso si sólo es por un egoísta deseo. Tú bien puedes hacerlo.
Te quedas callado pensando lo que acabas de oír, es un silencio largo.
—Tienes un punto valido, pero ¿y mi abue?
—¿Crees que tenga algún problema llevándola también?
—Por supuesto, se odian.
—Puedes obligarlo a que la lleve, di que es tu única condición.
—Pero, no sé a dónde querrá llevarme. No si viva aquí ¿y si me aleja de mis amigos llevándome a otra ciudad?
—Bueno, para eso puedes preguntar...— Desvías la mirada hacia el cielo estrellado—. Descuida—. La fantasma se acerca a ti—. Pase lo que pase, no estás sol@.

Ella cierra los ojos y deposita un dulce beso en tu mejilla. Una ligera descarga eléctrica se genera y no puedes evitar sentir un poco de calor subir a tu cara.

*Kirari Ai <3

GHOST (Imagina con Yuri/ Yuri y tú) &lt;Por: Kirari Ai&gt;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora