Parte 2

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  Sueltas la cámara ante el shock. Ves la imagen, desde el suelo, otra vez. Tallas tus ojos, tomas la cámara de nuevo y la foto permanece igual. Entonces, sientes a escasos milímetros de tu oído un aliento helado, una voz femenina y espectral te susurra: "Qué lindas..."
Totalmente en pánico comienzas a correr. La luz de la linterna alumbra por todos lados. La adrenalina recorre tu cuerpo. Avanzas sin detenerte, no ves bien por donde vas, ya ni siquiera recuerdas el camino que tomaste a lo largo del cementerio. Tropiezas varias veces, pero no te detienes ni un segundo. Cruzas por entre las ramas de un viejo árbol seco. Las empujas con toda la fuerza que posees, sin avisarlo sientes cómo algo te jala desde el cuello y te asfixia un poco. Retrocedes y tomas el hilo que te estrangulaba, el de tu collar. Intentas desenredarlo, por fin dejas de sentir el jalón y continuas tu escape. Mueres por arribar a la barda que brincaste. La carrera parece eterna. Finalmente impactas tu cuerpo contra la vieja pared. Buscas desesperad@ un apoyo donde poner tu pie, divisas una lápida de tamaño mediado pegada a la barda. Perfecta. Apoyas tu planta en ella y te impulsas para tocar el final de la pared. Con un veloz movimiento cruzas una pierna, luego otra y saltas desde lo alto, caes de rodillas por un desequilibrio. Escuchas a la cámara siendo fuertemente golpeada en el suelo, después la miras derrapando varios centímetros. ¡No!
Te arrastras hasta ella. Al agarrarla ves que se ha roto de la pantalla. Tratas de encenderla, pero no funciona. Aprietas el botón varias veces, pero la pantalla sigue en negro. Se ha descompuesto. ¡Qué más da ya!
Te incorporas y corres hasta el frente de la barda. Te da un gran alivio ver cómo el lugar se ilumina poco a poco. Mientras te acercas, desde la esquina de la siguiente pared Bora se asoma.
—¡Oye!— Ella se pone en tu camino para que te detengas. —¿Viste un fantasma?— Dice bromeando. Yoseob y Misung se acercan divertidos. Es ahí cuando te tomas un segundo para pensar...

¿De qué sirve que les cuentes lo que viste? ¿Te creerían? Lo dudas, además, ya no tienes la fotografía en tus manos, esa era la única evidencia que poseías. Te calmas un poco y tomas una gran bocanada de aire.
—N-no...
—¿Entonces?— Pregunta la morena. —¿Qué te hizo correr así?
—Un...g-gato...— Inventas.
Tus amigos ríen.
—¿¡Te dan miedo los gatos!?— Comenta Yoseob.
—¡O-oye, estaba oscuro...y...y...!
—¿¡Y...!?— Misung te incita a continuar.
Suspiras.
—Sí...me dan miedo...
Los tres ríen nuevamente.
—¡No lo puedo creer!— Exclama Bora.
Bueno, al menos quedaste como un/a miedos@ y no un/a loc@.
—¡Sólo prometan que no dirán nada!— Exiges.
—¡Vamos, TN! Sabes que no—. Aclara tu amigo. —La verdad... A mí me da miedo ir al dentista.
—A mí la oscuridad—. Añade Misung.
—A mí los fantasmas—. Dice tu otra amiga. —Creo que ninguno de nosotros nos hubiéramos atrevido a entrar. Bueno, al menos Misung y yo.
Te alegra que traten de hacerte sentir menos avenrgonzad@, a pesar de que tu fobia fue inventada.
—Tomaste foto, ¿verdad?— Cambia de tema Yoseob.
—Eh...— Les muestras la cámara...o lo que quedó de ella.
—¿¡Qué!? ¡TN! ¿¡Pero cómo!?— Suelta Misung.
—Al saltar desde arriba de la barda...
—¡Bah! Menos mal que era tuya...
—Vámonos ya—. Indica Bora.

Los cuatro se dirigen al auto de tu amigo. Sientes que algo te falta. Palpas tu cuello y...¡No puede ser! ¡El collar de Dasom! Te detienes un segundo.
—¿TN?— Pregunta Misung. —¿Pasa algo?
—No, no es nada.
No dejarás el regalo de tu amiga de la infancia ahí. Volverás por él, pero mañana, con la luz del día.
¿Qué habías visto en esa tumba? Caminas junto a tus amigos mientras intentas hallar sentido a lo que acabas de vivir.

GHOST (Imagina con Yuri/ Yuri y tú) <Por: Kirari Ai>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora