44. Oír tu voz me hace bien

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44. Oír tu voz me hace bien

El teléfono de papá sonó en la cena. Su turno había terminado, pero al ser el shérif, siempre debe estar disponible. Se levantó de la silla y atendió la llamada. Desde la aparición de Malia (más bien transformación), papá estaba más predispuesto a todo lo que tenía que ver con su trabajo. El resolver el caso de los Tate ayudó a mantener su puesto en la estación. Así que ahora papá se exige bastante a la hora de cumplir su deber como shérif.

Lo bueno es que parece estar un poco más feliz. Y eso es suficiente para que Stiles y yo estemos felices por él. Papá terminó la llamada y se acercó para indicarnos que la estación le necesitaba para un tema delicado. Buscó su campera y en menos de cinco minutos se despidió diciendo que no le esperemos despierto.

Guardé los restos de comida en tuppers mientras Stiles lavaba los paltos sucios. Una vez que terminé, sequé los utensilios y los guardé en su lugar. Stiles empezó a balbucear las ideas que tenía para sus bromas hacia el entrenador Finstock. El cumpleaños del entrenador cae el mismo día que el día de travesuras, Halloween. Y Stiles aprovecha ese día para joderle de distintas maneras.

—Pobre entrenador —murmuré después de que Stiles especificara su plan de quitarle todos los tornillos y clavos de los muebles de la oficina del entrenador—. Pero, espera, ¿cuándo harás todo eso?

—Esta noche, querida Watson. —cerró la canilla y se secó con sus jeans, se dio la vuelta y me dio una gran sonrisa—. Y tú me ayudarás.

Me giré y guardé el último plato en su lugar — Claro que no. —decidí con firmeza. Stiles abrió su boca para quejarse, alcé mi dedo índice—. Yo no tengo rabietas con el entrenador. Ni siquiera estoy en el equipo, así que no me corresponde hacerle bromas a Finstock.

—Vamos, Sari, no seas aburrida. ¡Hazlo por el honor de tu hermano! —exlamó dramático. Rodé los ojos dejando escapar una sonrisa.

—¿Qué honor? —me di la vuelta y fui caminando hacia la escalera para ir a mi cuarto.

—Eso dolió, Sari.

—Seguro que sí. —le seguí el juego. Stiles no tenía la extorsión necesaria para obligarme a cambiarme, salir en el medio de la noche para ir al instituto y llevar a cabo su tonto plan sólo para molestar al entrenador en su cumpleaños. No había forma de que hiciera aquello. Pero sabía que no dejaría de insistirme hasta que dijera que sí, por lo tanto decidí mandar a mi mejor amigo—. Dile a Scott, él seguro que te acompaña. Ya lo ha hecho los otros años. Es una tradición entre ustedes dos.

Stiles me miró con los ojos achinados, pero finalmente soltó un suspiro derrotado. Mencionó algo sobre llamar a Scott en el camino, así que se cambió y me saludó con un beso en la mejilla antes de partir hacia el instituto.

Al subir a mi habitación, vi por la ventana cómo Stiles sacaba el Jeep. Desde lejos podía ver su sonrisa entusiasmada.

—Niños.

Cerré la misma después de que el Jeep desapareciera en la calle y ordené mi cuarto para irme a dormir. Fui al baño y me lavé los dientes. Al terminar mi último buche, escuché un ruido en la casa. Miré hacia la puerta y me quedé callada. Tal vez era Stiles o papá que se olvidaron algo.

Teniendo mi suerte, podría ser un asesino serial.

Al no escuchar otro ruido, le saqué importancia. Siempre cuando estás solo escuchas cualquier mínimo ruido y piensas que alguien se metió a tu casa.

Paranoia [Teen Wolf]Where stories live. Discover now