10. Definitivamente, hoy no es mi día

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10. Definitivamente, hoy no es mi día

Bajé del Camaro después de despedir a Derek. Él ofreció llevarme al instituto. Dijo algo sobre asegurarse de que la profesora Blake, la persona atrapada con Cora y Boyd ayer, estuviera bien.

Caminé hacia la puerta del instituto. Esa mañana teníamos la carrera alrededor del instituto. Es un ejercicio de gimnasia que al entrenador le encanta hacer. No hay realmente un premio, el que llega primero se ahorra el tener que hacer otros ejercicios después. Yo siempre salgo última, cosa que no me sorprende considerando mi mala costumbre física de nunca correr o hacer ejercicio excepto en la escuela.

Tenía en mi bolso ropa para la carrera. Le pedí a Derek si podíamos pasar por mi casa unos segundos a buscar algo de ropa, él insistió en prestarme alguna remera y jogging suyos, pero negué la oferta porque su ropa me quedaría extremadamente grande y no podría correr con ellas (sin mencionar que todos verían que era ropa de un chico mayor y no quiero ser el centro de chismes).

Así que fui hacia el baño de chicas para poder cambiarme. Estaba sola, o era muy temprano o todas ya se habían cambiado. Saqué la calza negra y remera que me pondría. Cuando alcé la cabeza, Allison apareció detrás de mí. Me llevé un susto de la madre. Ella rió ante mi grito ahogado.

—Tranquila, Sarah, no muerdo —comentó acercándose y sacando de su bolso también ropa deportiva—. ¿Cómo estás?

La miré con confusión. Yo debía preguntarle a ella como estaba, ayer fue la última vez que le vi y no estábamos en buenos términos. Todo por el secreto que le revelamos de que su madre quiso asesinarnos a Scott y a mí.

—Algo cansada, pero bien —respondí a su pregunta mientras me quitaba los jeans y los cambiaba por las calzas. Allison hizo lo mismo, se quitó sus pantalones para ponerse otros deportivos—. ¿Tú?

Alzó los hombros — Estoy bien —contestó como si nada. Parecía extrañamente feliz y no podía averiguar por qué. Antes de que pudiera preguntarle, se quitó la remera delante de mí. Con rubor en las mejillas, desvié la mirada.

—¿Seguro que no estás enojada conmigo? —insistí. Tenía que saberlo, porque no quiero perder mi amistad con Allison. Ya perdí varias amistades, no quiero perder más.

Una vez que Allison se puso la remera sobre su top deportivo, me giré para mirarle. Una sonrisa suave estaba en su rostro — ¿Por qué lo estaría? —preguntó juntando sus cosas. Alcé los hombros, no quería recordarle lo de su madre pero al parecer ella no estaba entendiendo a qué me refería.

—Por lo de... Ya sabes, lo de ocultar lo de tu madre... O por no haberte acompañado ayer a donde querías que te acompañe... Que ahora que lo pienso, querías que te acompañe al banco, ¿verdad? ¿Cómo supiste que ahí estaban Boyd y Erica?

Allison siguió con su sonrisa. Se acercó y puso sus manos sobre mis hombros — Sari, no estoy enojada —respondió mirándome directamente a los ojos—. Por ninguna de esas cosas. Eres mi amiga y agradezco que después de lo que mi familia te hizo lo sigas siendo —agregó acariciando suavemente mis hombros sobre la tela. Separó sus manos de mí, tomó mi remera deportiva (simplemente era una remera suelta vieja que ya no usaba) y me la entregó—. Ahora cámbiate que sino llegaremos tarde.

Asentí. Tomé la remera, me di la vuelta y me saqué la que tenía puesta. Con rapidez (y vergüenza, Allison tiene un gran cuerpo, yo no) me puse la adecuada para correr. Una vez lista, Allison seguía en su posición esperando que terminase. Luego tomó mi mano y me guió afuera del baño. A veces no le entiendo a Allison, pero me alegra ver que seguimos siendo amigas.

Paranoia [Teen Wolf]Where stories live. Discover now