35. Lunar Eclipse

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35. Lunar Eclipse

—¿Sarah? ¡¿Sarah?!

Sentía que alguien me llamaba y que movía mi rostro. Estaba muy cansada, sólo quería seguir durmiendo. Ni siquiera me esforcé en diferenciar la voz de la persona que me estaba despertando. Fruncí levemente el ceño y sentí como mis labios se movían para mostrar un puchero.

—Cinco minutos más, pa. —pedí en murmullos. Acomodándome en una de las manos para seguir durmiendo. Sentí como alguien suspiró exageradamente.

—Te dije que estaba bien. Usar su fuerza le dejó algo débil. —escuché que otra voz dijo. Una femenina. Fruncí el ceño y gruñí. ¿Pueden dejarme dormir y hablar en otro lugar?

—¿Dices que ese moretón en su mejilla no fue la causa de que quedara inconsciente? —gruñó la persona a mi lado.

Claramente no me van a dejar dormir.

Abrí lentamente mis ojos. Mi vista tardó varios segundos en adecuarse a lo que veía. No era papá quien me despertaba, no estaba en mi casa. Me sentí confusa y perdida por unos segundos.

Derek notó que estaba despierta y colocó sus manos en mis brazos y espalda, ayudándome a sentarme en el pavimento. Miré al lobo gruñón con el ceño fruncido. Ni bien dejé de estar acostada, mi cabeza empezó a doler. Dejé salir un gruñido y me llevé una mano a la frente. Cerré los ojos y apreté los labios.

Intenté recordar qué diablos pasó antes de todo esto. Y como un flash, el recuerdo salió de la nada y me dejó algo tonta. Los Alfas, Kali muerta, los dos gemelos en el suelo, Jennifer queriendo atacar a Lydia, yo usando mis poderes, y luego el grito de la pelirroja.

Después caí inconsciente. Abrí mis ojos y miré directamente a Derek — ¿Qué haces tú aquí? —pregunté con un tono de regaño—. Se supone que estarías afuera de la ciudad. Para ser un lobo con oído superdesarrollado pareces sordo cuando te dan una orden.

Derek estaba arrodillado a mi lado. Sus manos aún en mi espalda y brazos, manteniéndome por miedo a que caiga hacia atrás y me vuelva a golpear la cabeza. Él dejó salir una sonrisa al escuchar mi regaño. Eso me hizo enojar más. Teníamos un trato, él se iba y se mantenía a salvo de Kali y el resto de los Alfas. Él notó que estaba enojada.

—Escuché el grito de Lydia. Sabía que estabas en peligro, ¿en serio me vas a recriminar el volver para salvarte cuando tú también lo has hecho varias veces? —cuestionó con un tono gracioso, como si me estuviera regañando él a mí en vez de al revés. Apreté los labios aún más, me sentía una niña pequeña haciendo pucheros cuando le retan.

Desvié la mirada. Por un segundo me olvidé que no estábamos solos. Jennifer estaba de pie y de brazos cruzados, mirándonos a los dos como si fuéramos la propaganda que le interrumpe su novela favorita. A unos metros de mí, estaba Lydia, en el suelo aún más asustada de lo que estaba antes. Cora estaba a su lado, acariciándole el brazo y tratando de calmarle.

Jennifer le hizo eso a Lydia. Sentí cómo mis dientes crujían entre ellos. Observé al darach con odio en mis ojos — Tú le hiciste gritar. Querías que Derek te escuchara. Que viniera aquí —mencioné con enojo. La morocha levantó los hombros, ni siquiera iba a negarlo—. ¿Esperas que creamos que hiciste todo esto por él? —insistí señalando a los cuerpos muertos de los Alfas.

Tal vez era muy pronto para levantarme, pero no me importaba. No iba a mostrarme débil frente a ella. Le gané en poder en cierto momento de la noche. Podría ganarle de nuevo si me concentraba.

Paranoia [Teen Wolf]Where stories live. Discover now