19. Para curar hay que sufrir

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19. Para curar hay que sufrir

Me revolví en la cama. Miré mi celular chequeando la hora. Las seis de la tarde. Pero parecían como las nueve por la gran tormenta que había afuera. Podía escuchar el agua golpear contra el vidrio de mi ventana. Me levanté unos centímetros y me volví a recostar, suspirando.

¿Sigues ahí? —escuché la voz de la castaña a través de mi celular—. ¿Sarah?

Tomé el aparato y lo acerqué a mi oído — Sí, sí, Alli, sigo aquí.

Por un segundo pensé que me dejaste colgando —rió ella. Involuntariamente dejé escapar una sonrisa al escuchar su risa—. ¿Cómo te encuentras?

Era una pregunta complicada de responder.

Han pasado tres días desde la muerte de Boyd. Y desde la última vez que vi a Derek. Cuando desperté al día siguiente, pensando en todo lo que podía hacer para apoyar al lobo gruñón, éste había desaparecido. Su hermana fue quien me recibió en su departamento aclarándome (con una mirada mortal) que Derek no estaba. En el momento no le di importancia. Tal vez necesitaba un tiempo a solas, perdió dos de sus Betas, dos amigos, merecía sufrirlo como él quería. Pero ya cuando al segundo día tampoco escuché nada de él, me empecé a preocupar. Derek no merece estar por ahí solo, culpándose por estas muertes e incapaz de decirles adiós como se debe.

Cuando le pregunté a Cora nuevamente si él había vuelto a su departamento, ella me comentó que probablemente no lo haría. Que era una costumbre de su familia ocultarse y curarse antes de volver. Asentí, tenía sentido pero no calmaba mi preocupación.

Y este día hice lo posible para encontrarle. Porque no quiero que siga estando solo. Le llamé y di una vuelta por el bosque y el centro, hasta que empezó a llover y me vi obligada a volver a casa.

—Estoy bien —respondí sin mucho ánimo. Allison suspiró al otro lado de la línea.

No suenas bien, Sari —dijo. Escuché otros sonidos, como si se estuviera levantando de la cama y ordenando algo—. Sé que te destroza esto de no poder ayudarle, pero creo que Derek necesita su tiempo para pensar cuál es su siguiente movimiento...

Gruñí levemente — Hablas como si fuera un soldado —me quejé—. Todos esperan que él haga alguna maniobra y salve el día porque es el Alfa, pero ¿adivina qué? Es tan humano como todos nosotros. Y perdió a dos de su manada.

Sarah, no quise...

—No, no —suspiré, dándome cuenta de que había explotado. Allison no merecía ese comportamiento de mi parte—. Disculpa, yo no quise...

Está bien, Sarah —me quiso calmar. Su voz era dulce y eso me hacía sentir aún peor por haberle gritado. Me pasé una mano por el rostro. Volví a suspirar.

—No, no lo está... —susurré. Esto de no saber dónde está mi novio no me agrada. Sé que él necesita su espacio y tiempo, pero no puede mantenerse así de oculto por tres días. Quién sabe, hasta dónde sé tal vez los Alfas le encontraron y le mataron. Aunque en aquella versión yo sentiría su dolor así que no está muerto... Pero igual, se entiende lo que quiero decir.

Sé que es un día horrible, pero ¿por qué no despejas tu mente con algo? —ofreció aún con su dulce voz. ¿Esta mujer no se cansa de ser adorable y buena persona?

—¿Crees que la manada de Alfas o el darach esté descansando y despejando su mente? —pregunté con ironía, demostrándole que descansar no era una opción. Teníamos que pensar en nuestro siguiente movimiento, como ella dijo antes. Derek tal vez no esté al mando porque está ausente, pero otros tenemos que seguir adelante. Si no pensamos qué puede ocurrir y cómo prevenirlo, no salvaremos a nadie.

Paranoia [Teen Wolf]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora