9. Emptyness

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9. Emptyness

Un rato después de que decidiéramos irnos de lo de Lydia, Melissa McCall llamó a mi hermano. Le dijo algo sobre el cuerpo que encontramos en la piscina pública. Subimos al Jeep y él condujo hasta el hospital. Una vez ahí, Melissa nos vio entrar y nos sonrió con amabilidad. Tomó nuestros brazos con la misma gentileza.

—Por aquí —nos guió por un pasillo—. Y si le dicen a alguien que yo les mostré esto, les juro por Dios, que les mataré lenta y dolorosamente —seguía con una sonrisa en su rostro. Lo cual hacía más espeluznante la amenaza.

Entramos a la sala reservada para los cadáveres, como una pequeña morgue. Habían tres mesas metálicas, una vacía y las otras dos con cuerpos. Uno debajo de una sábana blanca y el otro, a medio cubrir. Ese era el chico que encontramos en la piscina. Estaba más pálido y con mucha menos sangre.

—¿Para qué quieres mostrarnos un cuerpo que ya vimos? —cuestionó Stiles acercándose a donde Melissa y el cuerpo.

—Porque no lo vieron todo —declaró. Se puso unos guantes de goma y señaló la rasgadura del cuello—. ¿Ven la herida en su cuello? Es como una marca de ligadura. Significa que fue estrangulado con algo, como un cable o soga...

Fruncí el ceño — Espera. ¿Qué clase de hombre lobo estrangula a alguien con una soga o cable? No es algo que un lobo haría —pregunté mirando a Stiles como si él supiera la respuesta. Por la mirada en su rostro, pude confirmar que se preguntaba exactamente lo mismo. Melissa asintió, dándome la razón

—Eso mismo pensaba yo —habló la enfermera—. Y después está esto —tomó la cabeza del muchacho y la giró hacia un costado. Stiles pudo ver con facilidad lo que la señora McCall estaba mostrando. Tuve que dar la vuelta para observar esa nueva herida.

—Oh, Dios, ¿qué es eso? ¿Es parte del cerebro? Sí, claro que es parte del cerebro —dijo Stiles asqueado, conteniendo sus ganas de vomitar y desmayarse.

—¿Ven la incisión? —cuestionó Melissa señalando la herida. Ésta no era muy grande, pero sí que era asquerosa. Se podía ver el cerebro, como ya dijo Stiles, algo de sangre y los pelos del cuero cabelludo pegados por el líquido. No era una imagen agradable—. Es como si le hubieran pegado fuerte en esa zona. Lo suficientemente fuerte para matarle —dejó la cabeza del muchacho—. En realidad, cualquiera de estas cosas pudo haberle matado. Lo que quiero decir, alguien realmente quería a este pobre chico muerto.

—Entonces no pudieron ser Boyd o Cora —decidí. Stiles asintió—. Ellos no harían todo ese trabajo. ¿Para qué? Tienen garras. —Melissa y Stiles me miraron—. Me refiero a que eso puede ser simplemente un homicidio. Una loca coincidencia.

—Puede ser —opinó mi hermano, pero la enfermera negó. Tapó el rostro del chico que encontramos con la sábana blanca que cubría el resto de su cuerpo y se giró.

—No creo que sea sólo una coincidencia. Porque la chica que está ahí tiene exactamente las mismas heridas —señaló al otro cuerpo en la sala. Stiles y yo nos giramos, Melissa dio la vuelta y alzó la sábana.

No lo puedo creer...

Ni bien reconocí el rostro, el mundo a mi alrededor empezó a dar vueltas. Dejé de escuchar el murmullo de Melissa, nos contaba algo sobre una garrote pero no me importaba. La chica que estaba ahí, en la mesa metálica... Era Heather. Mi Heather. Mi amiga. La que he visitado casi todo el verano en la cafetería en la que trabajaba. La que me ayudó cuando mamá murió. La que vivía lejos pero siempre lograba mantenerse en contacto conmigo... Fue mi primera amiga mujer, la única hasta hace un año, antes de conocer a Allison y Lydia.

Paranoia [Teen Wolf]Where stories live. Discover now