11. Cause it hurts like hell

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11. Cause it hurts like hell

El dolor empezó a ser demasiado intenso. Tanto que apenas me podía mover. Y Lydia no era particularmente fuerte como para llevarme hacia el estacionamiento y luego a lo de Derek. Sé que él está sufriendo, pero no puedo hacer nada para evitarlo.

—Sarah, por favor, déjame llamar a Stiles o a Scott... —pidió la pelirroja. Negué con la cabeza. No necesito alarmar a nadie, sólo necesito ir con Derek.

Lydia me ayudó a sostenerme contra la pared, pero pronto dejé de hacer fuerza. Caí al suelo, mi espalda pegada a la pared, una de mis manos sosteniendo el hueco que debería haber en mi cuerpo por el dolor que siento y la otra contra el suelo intentando mantenerme sentada. Lydia se agachó frente a mí y me observó con nervios. Sin saber qué hacer.

Abrí la boca para explicarle qué hacer pero justo en ese momento, el dolor se intensificó y en vez de palabras, un gemido lastimero salió de mis labios. Cerré los ojos intentando contener la intensidad del dolor, pero me era imposible. Es como si a Derek le hubieran clavado algo en el centro del pecho. Y en ese exacto momento estaban moviendo esa cosa que le atravesaba. Sentía ardor y un dolor extremo. Apreté mis labios contra mis dientes para evitar gritar del dolor. Mi mano que estaba sobre el suelo se junto y formé un puño. Sentía mis uñas clavadas en la palma.

Sentí cómo lágrimas se escapaban de mis ojos aunque éstos estuvieran cerrados. El dolor continuó por unos segundos, después lo que sea que tuviera Derek atravesado en el torso se quedó quieto, pero aún dentro de él.

—Stiles —escuché que Lydia dijo. Abrí los ojos confundida. La pelirroja estaba con el celular en su oído y una expresión preocupada—. No, escúchame. Es importante. Es... Es Sarah —explicó ella girándose para verme. Lo siento, podía descifrar que decían sus ojos. No quería preocupar a mi hermano, pero eso no parecía ser una opción—. No lo sé. Es como si... —Lydia calló de repente, supongo que Stiles estaba terminando su frase ya que ella no sabe mucho de lo que me ocurre cuando alguien está siendo lastimado—. Sí, sí, pero no la puedo mover y está... De acuerdo.

Sacó el celular de su oído, se acercó a mí y tocó uno de los botones que era de altavoz — ¿Sarah? —escuché a través del teléfono. Pero no era mi hermano, era Deaton.

—¿De... Deaton? —pregunté. Me costaba hablar, el dolor en mi pecho me impedía respirar con normalidad y eso influenciaba en mi capacidad de hablar. Volví a morder mi labio al sentir otra punzada intensa en el pecho.

Sarah, dime qué te ocurre. ¿Quién está sufriendo lo que sientes? —ordenó con tranquilidad el veterinario. Inhalé profundo para lograr formar una oración sin trabarme por la respiración irregular.

—Derek. —respondí—. Es... Es como si le hubieran... Atravesado con algo —logré agregar. Apreté la zona donde debería estar la herida. Se sentía demasiado real. Si cerraba los ojos incluso podía pensar que era a mí quien me han atravesado con algo.

Bien. Lydia, escúchame. Llévala a un aula vacía. Stiles y yo iremos de inmediato. Y tú, Sarah, intenta utilizar el dolor de Derek para comunicarte con él. Tal vez puedas ayudarle —indicó Deaton. Lydia asintió aunque el hombre no podía verle. Cortó la llamada después de eso.

—Necesito que me ayudes, Sarah —dijo la pelirroja posicionándose más cerca de mí y tratando de pasar un brazo entre la pared mi espalda. Con su otra mano pasó mi brazo con tal que quedase en sus hombros—. A la cuenta de tres. Uno, dos... Tres.

Me impulsé con todas las fuerzas que me quedaban, lo cual no era mucho. Usé mis piernas y mi mano derecha para ayudarle a Lydia. Mientras más me movía, más me dolía el torso. Volví a cerrar los ojos y a mover mis pies con tal de ayudar a Lydia. Ella me guiaba.

Paranoia [Teen Wolf]Where stories live. Discover now