—Oliver... Para...— no quería seguir escuchándolo. Sabía que en cualquier momento me iba a poner a llorar. No podía llorar delante de él, por lo menos, ahora no.

—Pues me he estado acostando con media universidad— cierro los ojos a causa del dolor que estas palabras me habían causado, no puedo evitar negarlo con la cabeza. —Nunca has sido importante para mí, siempre te he estado utilizando. Tú nunca has querido darme más, así que lo he buscado por mi cuenta— dice estás palabras casi escupiéndolas de rabia. Rabia hacia mí. No pensaba que se fuera a comportar así.

Ya está, esto era lo último que podía permitirme escuchar. Me bajé de la encimera en la que había permanecido todo este tiempo sentada, sin moverme. Me fui de su casa sin mirarle a la cara tan rápido como pude. No lloré. Juro por dios que no lloré, y tampoco tenía pensado hacerlo. Quiero mantener por lo menos la poca dignidad que me quedaba intacta, ya que el corazón lo tenía destrozado.

En el fondo sabía que no podía justificar el comportamiento de Oliver, pero estoy casi segura de que lo que ha dicho no es cierto, aunque conociéndolo, tampoco me extrañaría. Tampoco entiendo porque no estoy llorando, después de todo lo que había pasado necesitaba desahogarme. Lo que yo no sabía era que Sarah había escuchado toda la conversación desde el salón. Es más, yo pensaba que no estaba en su casa, por eso quedé con Oliver allí. Pensaba que había salido fuera con Isaak, como les había escuchado hablar en clase. ¿Y cómo me di cuenta de eso? Pues cuando llegué a mi casa, al poco tiempo de entrar Sarah llamó al timbre. Ojalá no le hubiera abierto la puerta, pero lo hice.

—¿Cómo has podido ocultarme que estabas saliendo con mi hermano?— por mi cara Sarah se dio cuenta de que era verdad. Que todo lo que había escuchado minutos antes era cierto, no se lo había imaginado. —¿Cómo has podido ocultarme algo así? Pensaba que éramos amigas...

—No era mi intención... Yo... yo... Quise decírtelo, pero... —no me salían las palabras, no sabía cómo decirle que no se lo había dicho por miedo a que no le pareciera bien.

—Lo más gracioso de todo es que no entiendo cómo has podido enamorarte de una persona como mi hermano, como si no supieras cómo es él— por su tono de voz no sabía identificar su estado de ánimo, decepcionada tal vez.

—Sarah, no elegimos de quién nos enamoramos. Y tú más que nadie deberías saberlo. Solo hemos estado saliendo durante unas semanas, para probar qué tal— ¿Para probar qué tal? Que estupidez le acabo de soltar.

—No puedo ni imaginármelo, es repugnante. Mi hermano y mi ex mejor amiga— no tenía el cuerpo para soportar todos estos comentarios después de la discusión que había tenido con Oliver. —Seguro que después de haber conseguido follarte te ha dejado tirada— me dolía que Sarah pensara eso de su hermano, pero basándome en todo lo que me había dicho Oliver antes no podía evitar darle un poco de razón a Sarah.

—No nos hemos acostado ni nada por el estilo— recordé en aquel momento la noche en la que me bañé con Oliver y me entraron unas inmensas ganas de llorar. Pero después de todo lo que estaba pasando no podía ponerme a llorar ahora.

—Allison, eres tan estúpida— ahora mismo necesitaba que me abrazaran y me dieran consuelo, no que me dieran más puñaladas, metafóricamente hablando. —Después de todo lo que te ha dicho, aún le defiendes— no puedo creer que me hable así. Cuando Aaron rompió con ella yo la apoyé en todo, en ningún momento la menosprecie por fijarse en alguien como él. Parece que no se acuerda de eso.

—Sarah... — no sabía que más podía decirle.

—Y lo peor de todo es que has estado saliendo con Oliver aún sabiendo lo que Isaak siente por él— Isaak me dijo que ella no sabía nada, no entiendo nada.

—¿Sabes lo de Isaak? ¿Te lo ha dicho?— no sabía como reaccionar. Sarah no sabe que he roto con Oliver a causa de eso, se piensa que ha sido él quien ha roto conmigo. Se lo quiero explicar pero no para de hablar.

—Claro que sé lo de Isaak, y no porque él me lo haya dicho. Se puede notar a simple vista, no hacía falta que me lo dijera. Pero, sin embargo, a ti sí que te lo dijo. Te contó su secreto más preciado y tú, ¿qué hiciste? Irte a los brazos de Oliver. Seguro que os habéis estado riendo de él a sus espaldas. Ya verás cuando se entere, te va a odiar tanto o más de lo que te odio yo ahora mismo— cerró ella misma la puerta de un portazo. No me dio tiempo a reaccionar, cuando salí a buscarla ya no estaba.

En el momento en el que volví a entrar en mi casa busqué a mi padre, pero no estaba, vaya sorpresa. Necesitaba contarle a alguien todos los problemas que tenía en estos momentos. No podía soportarlos todos yo sola, me estaba hundiendo en la más profunda miseria. Había pasado todo tan deprisa que no sabía como reaccionar. Cuando me di cuenta estaba fuera de mi casa caminando en busca de Simón.

No te enamoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora