Capítulo 25

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Estuve allí de pie, en medio de mi habitación, como unos diez minutos después de que Simón se fuera. Estaba demasiado consternada para hacer nada. Cuando Simón se fue quise ir detrás de él, juro que quise hacerlo, pero con todas aquellas cosas que me dijo... Estaba en shock. No me podía creer todo lo que había dicho, pero de alguna manera me sentía culpable. Tal vez si le hubiera apoyado cuando me dijo lo de Isaak en vez de colgarle... Él siempre había estado ahí para mí desde que lo conocí, y yo no había sido capaz de hacer lo mismo por él. Le había abordado con todos mis problemas y él me había escuchado siempre con calma para luego ayudarme a resolverlos.

Tenía que solucionar las cosas con Simón, tal vez si Oliver hablara con él... No. Tenía que hacerlo por mi cuenta. Simón tenía razón, debía madurar para ser capaz de resolver mis propios problemas sin depender de nadie. Así que decidida, llamé a Simón pensando que me lo iba a coger. No lo hizo. Por suerte, desde el móvil de Simón recibí un mensaje de Isaak. En este decía:

"¿Podemos hablar? Es sobre Simón. Te espero a las 7.00pm en el banco del parque."

—Isaak

Sabía dónde estaba el sitio en el que Isaak quería hablar conmigo. Era el banco que habíamos compartido junto con Sarah desde que éramos pequeños, por lo que me parecía una falta de respeto que nos viéramos allí. No podía mancillar los buenos recuerdos que me quedaban sobre nuestra amistad. Podíamos haber ido a cualquier otro lugar. Pero... ¿De qué íbamos a hablar? La curiosidad era superior a mí así que le envié una respuesta en la que le decía que iba a ir. Si aquello, de alguna forma, iba a ayudarme a recuperar a Simón debía hacerlo. Por él.

Me cambié de ropa ya que todavía llevaba puesta la camiseta de Oliver. Me puse unas mayas negras y una camiseta de manga corta, ya empezaba a hacer calor. Me hice una coleta alta, y luego me puse las deportivas. Una vez cambiada me puse a estudiar, los exámenes finales estaban a la vuelta de la esquina. Las cosas no me iban muy bien en estos momentos pero no tenía que dejar que todo esto afectara a mis estudios. Tenía que ponerme las pilas.

—Allison, me voy a trabajar— mi padre había entrado en mi habitación. Hacía mucho tiempo que no lo hacía. Últimamente me dejaba una nota en la nevera. Creo que había venido porque estaba preocupado por mí.

—Vale papá. Nos vemos esta noche— para mi sorpresa vino hasta mí y me dio un beso en la frente.

—Sabes que te quiero aunque no te lo diga muy a menudo, y si necesitas algo, cualquier cosa, siempre puedes contar conmigo— estaba en lo cierto: está preocupado por mí. Aún así sé que él también me oculta cosas, y no sería justo que yo le contara mis problemas para que luego él no me hablara de los suyos.

—Lo sé papá, lo sé— le miré de la misma manera que él me estaba mirando, con la esperanza en el rostro de que habláramos seriamente de nuestras preocupaciones. —Lo mismo te digo, si te pasa algo puedes contármelo— pareció sorprenderse.

—Todo lo que hago es por tu bien, recuérdalo— se fue de mi habitación sin darme opción a reprocharle.

Había cometido el error de hacerle entender a mi padre que me estaba ocultando algo y que yo lo sabía. Creo que le demostré en Navidad que había pasado página pero, a día de hoy, sigo pensado en qué es lo que me oculta. Recordar aquello me hizo darme cuenta que la única persona que lo sabía era Simón. Ese era uno de los muchos de mis problemas que le había contado y, por consiguiente, uno de los que me había ayudado a resolver.

Como Isaak estuviera utilizando a Simón se lo iba a hacer pagar. Tanto a él como a Sarah. Una cosa es meterse conmigo, pero si tocan a la gente que me importa era capaz de hacer cualquier cosa. ¿Qué le estaría ofreciendo Isaak a Simón para que este actuara así? ¿Y Sarah? Espero que Isaak me resolviera las dudas que tenía esta tarde, y también espero que no sea ningún tipo de broma.

No te enamoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora