Capítulo 10

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Después de estar dos días encerrada en mi habitación sin salir ni contestar ningún mensaje, estaba dispuesta a perdonarlos a todos. Sarah, Isaak y mi padre no habían parado de llamarme y enviarme un montón de mensajes durante estos últimos días. Mi padre me pedía explicaciones y mis amigos me pedían perdón. Lo había pensado durante mucho tiempo y, aunque no sabía si era lo correcto, tenía que ponerme en contacto con todos ellos. No puedo estar siempre encerrada y sin ninguna relación con el exterior. Por otro lado, no sabía nada de Oliver y eso también me tenía preocupada. Ellos son lo único qué tengo y no puedo perder la relación por lo que se supone que ha sido una tontería. Mi padre me mintió sobre dónde iba a pasar la Nochevieja, Sarah invitó a más gente de la que debía a la fiesta e Isaak llamó a mi padre. Supongo que son cosas que no tienen una gran importancia, soy yo quién está empeorando la situación dándole más vueltas al tema de las que se merece. Ellos tendrían sus motivos, tanto mi padre como mis amigos. Cuando más lo pienso menos ganas tengo de perdonarlos, pero es lo correcto. Una vez ya tenía las ideas claras, salí de mi habitación. Lo primero que quería hacer era ir a hablar con Sarah e Isaak así que les mandé un mensaje para que fueran al parque que teníamos al final de la calle.

Mientras iba hacía allí me puse a pensar en cómo había evolucionado nuestra relación. No podía perderlos, aparte de mi padre, eran la única familia que tenía. Desde que mi madre se fue, mi padre y yo perdimos el contacto con el resto de la familia, me culpaban a mí por su marcha y mi padre no lo consintió. Aún así, la relación que tenía con mi familia antes de aquello tampoco era muy buena, no encajaba. Mis padres intentaron solucionarlo un montón de veces, e incluso obligaban a mis primos a jugar conmigo. No sirvió. Y que mi madre se fuera, fue la gota que colmó el vaso. No me importaba en absoluto no llevarme bien con ellos, o eso pensaba yo. No era así, me sentía sola. Hubo un tiempo en el que mi padre me llevó a un psicólogo. Me dijo que para ser feliz y superar mis problemas —que yo pensaba que no tenía— debía hacer amigos.

Unos años después encontré a Sarah e Isaak. Creo que nos conocimos durante el primer año de colegio. Cuando empecé las clases me di cuenta de que todos tenían su grupo de amigos menos yo. A la hora del patio, un grupo de niños se estaban metiendo conmigo y Sarah e Isaak vinieron a ayudarme. Cuando llegué a casa se lo conté todo a mi padre y él se rió. Él ya los conocía, como dije desde un principio, nuestros padres eran amigos desde pequeños y vivíamos uno al lado del otro. La cosa es que ellos no querían forzar nuestra amistad, por eso no quisieron presentarnos. Cuando cenaban todos juntos nos dejaban con nuestros respectivos canguros, sé que suena raro pero así eran nuestros padres. Desde aquel día, Sarah, Isaak y yo nos hemos hecho inseparables. Nunca más volví a sentirme sola, siempre puedo contar con alguno de ellos. Perderlos a ellos sería volver a perderme a mí misma y no iba a dejar que eso sucediera y mucho menos por una tontería.

Sarah e Isaak ya estaban sentados en nuestro banco cuando llegué al parque. Habíamos vivido muchas cosas allí. La primera vez que Isaak se rompió la nariz, cuando Sarah nos presentó a Oliver, cuando les dije que me cambiaban de colegio aunque al final solo fue una falsa alarma... No sé qué me pasa pero hoy me he levantado sentimental. Me acerqué a ellos y antes de que pudiera decir nada ya me estaban pidiendo perdón.

—Allison, lo siento mucho. Llamé a tu padre porque pensaba que era lo correcto. Se me ocurrió que, con tanta gente, algo podría salir mal y era necesaria su presencia. En ese momento no pensé en el lío en el que te estaba metiendo— me dijo Isaak, y yo, ese día, le creí.

—Yo no tengo excusa. Ni siquiera podría decirte por qué hice lo que hice, ni yo misma lo sé. Me comporté como una cría, lo siento— me comentó Sarah. No me la creí desde un principio, llevaba tiempo haciendo cosas extrañas. Tarde o temprano acabaría averiguando qué era lo que le pasaba.

No te enamoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora