39: 17/6/2012 ¿Recuerdas? II

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✓Editado✓

Narra _____

- Raphael... No comiences con tus celos de hermano mayor adoptivo - le reclamé.

Era muy amigo de mis padres, ellos nunca habían hecho diferencias con los subterráneos y cuando fui a New York, le habían pedido que me cuidara.

Había dicho que así vestida no iría a ningún lado. Llevaba un vestido entallado color rojo que resaltaba mi figura, con las mangas unos centímetros por debajo de los hombros, y según él, yo podía hacer con mi cuerpo lo que quisiera, pero que al ir sin runas e ir de forma llamativa daría a a entender que era una mundana vulnerable a sus ataques.

- Tus padres me pidieron que te cuidara, y ya es bastante que haya aceptado ir a ese club que esta a un par de calles del Dumort. Sabes que los vampiros no son muy agradables a los alrededores del hotel, y tu no tienes entrenamiento. Así todos saltarán a tu cuello - dijo él acomodandose el traje.

- Y tú sabes que iremos con Dominica y Kasia. Ellas son expertas. - golpeé su hombro - Además, siempre tendré a mi hermano mayor adoptivo - los dos reímos.

- Bien. - dijo de mala gana - Pero si algún estúpido se sobrepasa contigo, le rompere el cuello.

Al terminar de decir esto, alguien llamó a la puerta. Yo corrí lo más rápido que pude en tacones, y detrás de ella aparecieron Dominica y Kasia, deslumbrantes.

- ¡¿Quién esta listo para el mejor cumpleaños de la historia?! - gritó Dominica. Celebraríamos el suyo.

- ¡Nosotros! - respondimos Raphael, Kasia, y yo, eufóricos.

- Pues ¡Vamos a embriagarnos entonces! - volvió a chillar Dominica.

[...]

- ¡Kasia! - le grité en el oído, la música estaba muy fuerte, y aún así mi voz se escuchaba como un susurro entre la multitud - Si Raphael pregunta por mí, dile que fui al baño. Necesito salir afuera cinco minutos, o voy a embriagarme con tan solo el hedor que hay aquí dentro - dije.

- Bien - chilló en mi oído esta vez. Pero al igual que las mías, sus palabras eran casi inaudibles.

Fui abriendome paso por entre el gentío, hasta que al fin, y luego de varios minutos, logré llegar a una salida. Esta estaba algo alejada, pero no me importó. Solo quería cinco minutos de aire fresco y sin toxinas, más lo hubiera preferido antes de que pasara lo que sucedió luego.

(•)

- Ya te dije que no debes contarme si no quieres, ésto está haciéndote mal - dijo Jace acariciando mi espalda.

- Y yo ya te dije que quiero hacerlo. - replique con suavidad - Solo... Tenme paciencia. Esto tiene que ver con el origen de mis marcas, y no es fácil de explicar - él solo asintió, y yo continué con mi relato.

(•)

- ¿Qué hace una mundana aquí tan sola? - un vampiro había salido de entre la oscuridad del callejón al que se dirigía la puerta que había cruzado.

- No soy una mundana, soy cazadora de sombras. Y lo que haga o no no debe importante, así que si me disculpas - me separé del frío metal de la entrada al club. No iba a alejarme mucho, por Raphael - debo volver con mis amigos.

Sentí una fuerte mano que sostuvo mi antebrazo, mientras que sus largas y amarillentas uñas se clavaban en mi piel, haciendo que se enrojeciera la zona. Yo intenté quitar su mano, pero en un segundo ya me estaba haciendo una llave contra la húmeda pared de ladrillo rojizo.

- ¡Suéltame, idiota! - le exigía.

- He venido con intenciones de divertirme... Y no ha sido tan difícil como lo pensé - comenzó a besar mi cuello y mis hombros. Yo intente resistirme, y cuando me dí cuenta, me estaba besando a la fuerza.

Intenté golperlo, defenderme con cualquier cosa, pero nada funcionó. Y en un momento, todo comenzó a volverse borroso, y a continuación, solitario. Solitario y oscuro. Flotaba en la oscuridad y en mis pensamientos, pero sola. Sin una persona que me acompañase en esa tortuosa situación.

Fin del Flashback

- Al... Al despertar la mañana del diecisiete de junio... yo - mi voz había comenzado a temblar, un nudo se había formado en mi garganta, y las lágrimas comenzaron a invadir mis ojos de manera repentina. Sentí un círculo cálido alrededor de mí, y cuando reaccioné, Jace estaba abrazándome, y yo a él - Me desperté en un callejón diferente. Comencé a percatarme de la situación. Mi rostro estaba endurecido por lágrimas y la suciedad. Me sentía adolorida, y me ardía todo el cuerpo. - las lágrimas habían comenzado a brotar de mis ojos, mientras que Jace apartaba una que otra - Mi vestido estaba desgarrado y sucio. Estaba completamente expuesta. Y lo entendí, o eso creí. Ese bastardo había abusado de mí. Lo peor fue verlo durmiendo a mi lado. Repugnante. Al ser un vampiro, ni lo dudé. Encontré una cuerda cerca de mí, y lo até de pies y manos. Luego lo arrastré, y dejé la mitad de su cuerpo al rayo del Sol. Estaba tan segada por el odio - dije con asco hacia misma - que no me importó nada más que hacerle daño, tanto como él me lo hizo a mí. Había empezado a gritar del dolor, y yo iba descubriendo su cuerpo más al sol. Mientras empujaba su cabeza hacia los rayos.... Me... Él me dijo la verdad. No fue realmente quien me había hecho eso. Había sido un Cazador de Sombras, que le habia dado una buena paga para que despertara junto a mí, y había usado un glamour en la noche, para parecerse a ese vampiro. - tomé una buena cantidad de aire - Y cuando reaccioné nuevamente, ya se había reducido a cenizas. Yo me había asegurado de que no hubiera nadie en el lugar, y creeme que estaba segura. Pero ésto, - señalé la nota - ésto lo dejó ese malnacido que le había pagado al vampiro. Porque no le bastó con dejarme marcas físicas y mentales, quiere seguir torturandome más de lo que lo hago yo por haber asesinado a un vampiro que no me había hecho nada.

- ¿Qué pasó luego?¿No se lo dijiste se nadie?¿Alguien que puediera ayudarte? - preguntó.

- No. - seque una de mis lágrimas - No tenía a quien. No podía decírselo a Raphael porque no creo que pueda perdoname por haber asesinado a alguien inocente. Y hasta hoy sigo sin el valor para verlo de frente. Al igual que mis padres, mis amigas eran muy unidas con los subterráneos, y tampoco se los dije... Solo me alejé de todos ellos. Fui a la habitacion del hotel donde me alojaba, tome mis cosas y volví aquí con mis padres. Invente un par de excusas para todos, y solo callé lo que había hecho. Pero mi subconciente no lo hizo, y cada día hasta hoy sigo culpandome por la idiotez que cometí. - miré a Jace a los ojos - Si quieres puedes irte ahora. No creo que te guste estar ligado a una asesina cuando me entreguen, porque estoy segura de que lo harán. Entenderé si te vas - dije con un tono pesimista y la cabeza gacha. Jace tomó mi mentón entre sus dedos, y alzó mi mirada hacia él.

- Te repito que yo nunca haría eso. Eres la persona más fuerte que conozco. Escuchame, abusaron de tí y tú lo callaste por no hacerle daño a la gente que amas. Te culpas todos los días hace seis años solo por haberte defendido, y créeme que ese vampiro no era inocente. Aceptó una paga por cubrir al cobarde que te hizo eso. Además tú estabas segura de que había sido él, y lo desmintió cuando estaba a punto de morir, tu no podías hacer nada ¿Entiendes? Y créeme que no te entregarán, porque tendría que hacerlo la persona que envió la nota, y él fue el que cometio un delito verdadero - me dió un corto beso en los labios.

- Jace - dije volviendo mirar la nota - ¿Tienes idea de que significa esto? - pregunté señalando los últimos números de la nota - Porque no tiene nada que ver con la fecha.

- Aún no lo sabemos. - dijo tomando el papel en sus manos - Podría ser un idioma basado en números... - analizó un momento la nota, y todo fue silencio. Hasta que abrió los ojos como dos platos, y jure que casi veo el humo que emanaba de su nariz - Ya sé quién fue el bastardo - se dirigió a toda prisa hacia la puerta, y yo lo seguí.

- ¿Quién? - le pregunte anonadada.

¿Nephilim o Mundana? (Jace Wayland y Tú) EN PROCESO DE EDICIÓNWhere stories live. Discover now