Tengo Sed de Ti - II

Lucian VI- Capítulo Final.(2/2)

Lucian VI

Había momentos en que uno no sabía porque sucedían las cosas, en el que uno no comprendía cómo es que en un segundo podía tenerlo todo y en el otro, las cosas se le escapaban de las manos como arena seca.

De todas las posibilidades, de todas las imágenes que tuve sobre este día jamás me imaginé está situación, estar sentado frente al ventanal de un pent-house vacío, con un vaso de whisky puro, el más caro y más fuerte. Sentir ardor en mis ojos y tener un nudo en la garganta y en el pecho que no me dejaban avanzar.

Podría dar pena, yo mismo sentía pena por mí y a la vez tanta risa. La había perdido, otra vez.

Y eso... Eso me partía el alma y el corazón.

Haber llegado y encontrar a un niño con lágrimas secas después de haber llorado tanto, haber tenido que acurrucarlo para que durmiera aunque ni siquiera me sintiera con las fuerzas necesarias para hacerlo.

Ella se había ido, ella se había marchado, ella me había dejado.

Mi habitación se sentía vacía, mi casa se sentía vacía, su ausencia era devastadora. Había buscado la manera de llegar a ella, había corrido como nunca antes pero llegué tarde, aquel tren había salido quince minutos antes, suficientes para que ella estuviera en cualquier otra parte menos aquí, menos conmigo.

Tomé la pequeña caja de porcelana, y la abrí, el diamante azulado brillaba justo igual que sus ojos cuando sonreía de felicidad, cuando me besaba y cuando hacíamos el amor.

Yo la quería, yo la necesitaba... Necesitaba de Margaret.

— Lucian. — una voz opaca y poco audible sonaba alejada. Dispuse que habían pasado varias horas, quizás me había quedado toda la noche viendo la ciudad que ahora empezaba a amanecer. — Luciano no puedo verte así.

— No hagas nada. — susurré. — Estoy... Bien. — dije con la voz más falsa y quebrada que tenía.

— No, por supuesto que no... Por favor, habla conmigo... Tú, me importas mucho, eres como un hijo para mí. — escuché los pasos de Isa acercarse. — Me parte el corazón verte de ese modo.

— Yo... — mi garganta raspaba al intentar hablar. — No puedo, no puedo hacer esto sin ella.

Isabel se sentó a mi lado y tomó mis manos entre las suyas, la observé apenas y regresé a observar como amanecía, como el sol se filtraba entre los rascacielos y el cielo se iba aclarando.

— Sin ella o con ella, debes hacerlo. —me abrazó. — Eres fuerte Luciano, eres muy fuerte.

— No lo soy.

—Claro que sí.

Mi móvil empezó a sonar lo tomé sin ver quién llamaba, esperanzado tontamente en que fuese ella.

— Maggy...— me puse de pie.

—No Lucian, no soy Maggy. — habló Nina extrañándome por completo.

— ¿Nina?

— Pero creo saber dónde está. — tragué saliva sin comprender del todo lo que sucedía.

— ¿De qué hablas? ¿Donde está Margaret? Si le hiciste algo te juro qué...

— Lucian joder, intento ayudar. Desde que estoy con Daniel he preferido mantener las cosas bien con Margaret. — explicó más eso no apaciguó la angustia que sentía. — Cuando me estaba marchando la vi llegar a casa de Dereck, supongo que él le dio alojamiento y...

— Dereck. — escupí su nombre con un sabor amargo en la boca. — ¿Por qué me dices esto ahora?

— No lo sé, supuse que tú sabrías, hasta que Daniel me contó lo que había sucedido entre ustedes. — Había algo mal, por alguna extraña razón no le creía del todo lo que Nina me decía.