Capítulo 05

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Capítulo 05

Mis ojos se abrieron en un solo movimiento, seco, temeroso y desesperado, siendo cegada de inmediato​ por la luz del día​

Parpadee varias veces tratando de regular mi centro de visión, y cuando me percaté del lugar en el que estaba me senté sobre la cama.

Las cortinas moradas y hasta las mismas sábanas eran de seda, los colores de las paredes eran sobrios. No reconocía este lugar, no lo reconocía en lo absoluto. Todo tenía un toque finamente detallado siendo sutil y nada exagerado.

El terror surcó mi rostro, ¿Dónde estaba? ¿Qué había pasado anoche? Lleve mis manos a mi cuello y jadeé al hacer contacto con mi piel.

Corrí al baño en busca de un espejo, y me aterroricé al verme, mis ojos estaban inyectados en sangre, con grandes ojeras y algo hinchados. Mi cuello era un asco, lleno de moretones y con dos orificios horribles a cada lado, me repugne de mi misma, esta no era yo.

No era posible que haya perdido la cabeza de esa forma. Intenté hacer uso de mi memoria, pero las imágenes eran suprimidas por mis recuerdos, recordaba al barman, también lo que había pedido, luego solo algunas imágenes de dos hombres o mejor dicho dos vampiros pero nada más.

- Ah- gemí de dolor. Mi cabeza parecía que iba a explotar, tuve que apoyarme del lavado y cerrar los ojos con fuerza.

Mis latidos se sentían extrañamente acelerados, y todo daba vueltas alrededor, unas náuseas intensas llegaron hasta mi garganta y tuve que correr al inodoro, caí de rodillas y me apoyé en este comenzando a vomitar solo liquido con grumos suponiendo que era el alcohol que había ingerido la noche anterior.

Me había sobrepasado, era consciente que lo había hecho, mis manos temblaban como si corriente pasará por ellas mientras me dejaba caer al suelo, pasé el dorso de mi mano derecha por mi frente tratando de limpiar el sudor y el asco que sentía por mí misma, y entonces recordé.

Recordé a aquellos vampiros y lo que sucedió después.

- No... - musite con horror, corrí hacia la habitación buscando mi móvil pero no había nada y entonces el sonido de los pasos de alguien al acercarse me hicieron alarmar.

Retrocedí instantáneamente hasta chocar contra la pared, la perilla se giró y la puerta se abrió. Me miró por unos instantes... entró a la habitación dando paso tras paso con mucho sigilo y luego cerró la puerta detrás suyo, observó mi rostro y luego recorrió mi cuerpo con el ceño fruncido. Mi pecho subía y bajaba con desesperación sintiendo la bilis en la garganta y las ganas de vomitar una vez más incrementando.

- Me alegra que por fin hayas despertado - habló mientras dejaba la bandeja de comida el desayuno en la cama.

Esto no podía estar pasando, no estaba preparada para esto, no ahora. Entonces utilizando la poca fuerza que me quedaba me lance a la cama cogiendo el cuchillo de la bandeja y lo lancé incrustándoselo en el hombro.

- ¡Ah! - Gritó, y yo corrí hacia la puerta pero se encontraba trababa - ¡Maldición Margaret sabía que no debí traer ningún objeto filudo! - sus brazos me sostuvieron de la cintura alejándome de mi única oportunidad de escapar.

Comencé a patalear y forcejear sintiendo asco de que me tocará.

- ¡Suéltame! ¡Suéltame! - Bramé a punto de echarme a llorar - ¡No me toques!

- ¡Cálmate no te voy a lastimar! - intentó tranquilizarme pero nada podría hacerlo, quería salir de allí, quería huir a como dé lugar. Estaba aterrada con la adrenalina subida por completo, mientras aquel vampiro me sostenía en contra de mi voluntad.

Tengo Sed de Ti - IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora