Capítulo 09 (Maratón 2/3)

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Capítulo 09

Salí de la cama como alma que lleva el diablo y corrí hacia el baño, la primera arcada vino con fuerza pero no fue lo suficiente como para expulsar lo que sea que tuviese dentro.

Mi gastritis había vuelto, el estómago me ardía demasiado y casi no podía digerir nada.

— ¿Magga estás bien? Huelo el olor a vomito desde la sala — escuché que gritó mi amiga desde la habitación.

— Si estoy... — entonces llegó, expulsé solo líquido pero de igual manera fue asqueroso. Escuché la puerta abrirse para luego ver a mi amiga ayudándome con el cabello.

— Maggy si no supiera lo que sé, diría que estás embarazada — la golpeé sintiendo otra vez las ganas de botarlo todo.

— Deja de decir tonterías. —tiré de la llave del inodoro y me puse de pie.

— Tu misma sabes que no son tonterías. —un escalofrío me recorrió todo el cuerpo y fui otra vez hacia mi habitación.

— No iré.— le informé. — Sé que mis vómitos se deben a algo y no iré.

De pronto me pregunté si acaso él también tendría esa sensación, ese amargo en la boca del estómago y ese malestar terrible. Pero entonces recordé que los vampiros no se enfermaban no pasaban por estas situaciones naturales a menos que el hombre intervenga en eso.

— ¡Ni hablar! — chilló. — Está fiesta hará de mi vida social un boom Magga, y tú tienes que estar ahí...Imagínate si tu alma gemela se encuentra entre los invitados. — me mira ilusionada. — O quizás es el primo de Dereck o algo por estilo.

A mi mente llegó la imagen de Dereck pidiéndome aquella oportunidad de demostrarme que las cosas podrían a ser diferentes y luego recordé a Dan contándome aquel pasado del que no estaba enterada. Aquella mujer de la cual Dereck estuvo enamorado y quien en un principio fue el primer amor de Lucian.

Entonces fue su nombre lo que me hizo reaccionar, sacudí la cabeza ignorando aquellos recuerdos que amenazaban con volver, aquellas palabras de amor que simplemente eran falsas.

—¡Magga! — parpadee un par de veces.

— Lo siento Emma, pero no me siento del todo bien. — sentí aquel dolor en el estómago.

— Bien, supongo que le diré a Daniel que no vendrás. — se cruzó de brazos.

Asentí de mala gana, después de unos minutos Bee me dejó sola, dormí un par de horas hasta que el malestar se esfumo.

Comencé a darme cuenta que mi vida se volvía monótona, pasaba la mayor parte del tiempo en aquella habitación, bebía o leía un libro y aunque para muchos el arte de leer podía ser suficiente para mí ya no lo era.

Había algo dentro de mí que no me hacía sentir completa, aquello que ya sabía pero que no me atrevía admitir y es que está sensación era estresante, dominante y asfixiante, el alcohol ya no hacia el efecto deseado, ya no me desconectaba de todo, al contrario me hacía llorar, me revolvía por completo la cabeza trayendo imágenes de aquellos ojos verdes y esa sonrisa perfecta.

Di vueltas y vueltas en mi habitación sin saber qué hacer, que decir o como seguir con todo esto. Hasta que lo pensé, vi en Dereck una esperanza... Mi esperanza quizás.

Si le daba una oportunidad puede que las cosas funcionaran, puede que esta vez las cosas sean distintas.

¿Pero y si no?

Y si yo no era lo que él esperaba, si lo que había o hay entre nosotros es una simple atracción de dos personas que han compartido mucho tiempo juntos en las últimas semanas.

Tengo Sed de Ti - IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora