Lucian II

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Lucian II


Narra Lucian:

Hace diez años—
Cumpleaños número 11 de Margaret.

La observaba, observaba sin querer cada movimiento que ella y él daban, como un depredador hacia su presa aunque en este caso era distinto, mi papel de depredador había sido reemplazado por él de un guardián, uno que los vigilaba en cada paso que daban, con cada movimiento que ellos hacían.

Sin planearlo me había convertido en su protector, me había pasado los últimos seis años de mi vida siguiéndolos a cada lugar que se mudaban, a cada lugar que sin saberlo huían y es que aquellos niños se habían mantenido al margen de todo, Teresa y yo nos habíamos encargado de eso.

Sabía lo mucho que esto le dolía a ella, estar alejada de Black la mataba por dentro pero intentaba ser fuerte por sus hijos, por aquellos mellizos que no tenían culpa alguna y de quienes me encargué para que no sintieran la pena de perder un padre.

Para eso necesite de un aliado, y sin dudarlo y busque refugio en mi hermano menor. Ahora Ethan sabía la verdad y aunque al principio se rehusó totalmente a cooperar, terminó por ayudarme. Yo sabía lo que esto implicaba, mi hermano también traicionaba a nuestra familia al ocultar este secreto, pero su corazón era noble y aquel recuerdo de dos niños vampiros sin un padre que los cuidara fue motivo suficiente para que aceptara estar conmigo.

Cada año volvíamos y él se encargaba de borrar los pocos recuerdos que tenían esos niños sobre su padre y es que era lo mejor, yo no era quien para alejar a un hijo de su padre pero a fin de cuentas era un mal necesario.

Los sabuesos de mi padre se habían enterado de su existencia. Y me costaba mucho desviarlos hacia el rastro de Black, ahora Marcus había entrado al juego, y él no era tan idiota como los otros, cuando se proponía algo no paraba hasta conseguirlo.

Escuché el sonido de la campana de la escuela, pronto todos esos niños saldrían como ganado. Yo me mantenía un tanto alejado, el motivo de que estuviese aquí era que ambos cumplían años, era estúpido y casi irónico pero con solo observarlos me había encariñado con ellos. Tenían la infancia que todo niño deseaba, una madre que los amaba y protegía con su vida, y amistades que perduran poco pero al final de cuentas les hacían pasar buenos momentos.

Observé la pequeña caja plateada que tenía entre manos, al abrirla deslumbre el collar guardián que había traído para Maggy. Era de una gema preciosa, poco común en este siglo pero que tenía particularmente el mismo color de sus ojos, aquel azul cielo. También tenía el anillo de Black, ese sería el obsequio para Dylan lo merecía tener.

Logré visualizar cuando Dylan y su amigo, el tal Ryan, se alejaban. Los había vigilado por un par de meses, era un buen chico y provenía de una de las familias más importantes de los lobos aunque quizás él no lo supiera del todo

Ambos llegaron hasta un gran árbol a las afueras de su escuela, Dylan solía ser el más hiperactivo siempre estaba de un lado para otro, los escuché charlar de lo más ameno y sonreí para mis adentros.

—¿Ya sabes su nombre? —le preguntó Ryan y Dylan sonrió.

—Escuché cuando su madre la llamó Emma. Deberías verla, es la niña más linda que he visto—. Dylan miró hacia la copa del árbol—. Creo que me he enamorado.

Ryan ríe de forma sonora empujándolo con el hombro —Entonces mientras tú vas a ver a la tal Emma yo saldré con Maggy— fruncí el ceño al no agradarme para nada el tono que usó.

Sin embargo, mis ojos se desviaron de ellos cuando note a cierta pequeña gruñona saliendo de la escuela, su cabello negro y su sonrisa me distrajeron. Ella era feliz, me encargué de que no sintiera la tristeza de no tener a su padre a pesar de que conservaba pocos recuerdos de él.

Tengo Sed de Ti - IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora