Capítulo 33

1.3K 131 176
                                    

Capítulo 33


La lluvia era tan intensa que pronto mi cuerpo estaba empapado de pies a cabeza. Pero, ¿saben que era lo bueno de la lluvia? Qué se llevaba tus lágrimas, y las confundía con gotas de lluvia.

Eso sucedía conmigo, mis mejillas se sentían húmedas, mis ojos algo hinchados, no obstante, fingiría que todo fue producto de la lluvia, que el estar caminando y subiendo a este ascensor era solo producto de un sentimiento de soledad.

Mis pasos dejaban huellas con forme avanzaba, subí al ascensor y agradecí que tuviera calefacción, me observé en el espejo y yo era una desastre, uno verdadero. Mi cabello empapado, mi cuerpo tembloroso, el rímel corrido y aunque no se mostrara en el espejo, también tenía un corazón roto.

Uno triste, uno desolado.

El ascensor llegó hasta el último piso y las puertas se abrieron, con mis piernas echas gelatina pasé al pent-house, solo di unos cuantos pasos adentro para cuando él salió de su habitación, sus pies descalzos, su torso desnudo llevando solo unos pantalones holgados. Lo había despertado por la forma en que sus dedos estrujaban sus parpados e intentaba ver con claridad quién era la persona que tenía en frente.

— ¿Maggy? — preguntó confuso el vampiro de ojos verdes acercándose más a mí.

— Hola. — musité con un hilo de voz. — Puedo pasar la noche aquí. — su rostro lleno de desconcierto y palidez me indicaron que sí. Sus ojos me escudriñaron en busca de respuestas, respuestas que no le daría, ni a él ni a nadie.

— ¿Qué sucedió? — preguntó a mis espaldas, caminé hasta sentarme sobre el sofá, invadiéndome a su vez de su aroma y aunque parecía extraño esto me calmaba, estar aquí se sentía bien.

Sentía la mirada de Lucian sobre mi cuello, él no se movía, ni yo tampoco lo hacía. Miré mis manos y cerré brevemente los ojos.


Tres horas antes:

Sus besos eran bruscos, llenos de necesidad, y las palabras retumbaban en mi cabeza una y otra vez.

Te haré mía...

Cómo diablos podía procesar aquello, si apenas él me daba un espacio para tomar algo de oxígeno y luego sus labios volvían a atacar los míos.

Sin embargo, aunque no pareciera le seguía el ritmo, aunque el beso fuera salvaje, yo continuaba, mis manos y dedos se presionaban sobre su torso y sus manos iban de aquí para allá no solo por mi cuerpo también tomando mi rostro y me acariciaban en busca de encenderme un poco más.

Enredé mis piernas alrededor de su cintura, sus brazos lograron abrazarme y cargarme sobre él. Sus largos y toscos dedos tiraron de la cinturilla de mi remera y el contacto piel con piel me hizo estremecer por su frialdad corporal.

— Dereck. — susurré mientras sus besos iban descendiendo, pronto me transportó hacia la cama, mi espalda cayó de forma leve sobre el colchón. Sus ojos penetraron los míos por aquella intensa mirada grisacea, y entonces hizo algo que me dejó atónita y que aumento el deseo que crecía en mí.

Mi remera fue rasgada por en medio haciéndome pegar un jadeo, mi brasier crema quedo a la vista suya, se lamió los labios y pronto besó mi cuello, mi cuerpo tembló cuando sus manos acurrucaron mis pequeños senos, y su nariz hacia cosquillas sobre mi piel recorriendo mis pechos.

— Así... Te quiero así para mí, solo para mí. — pasé saliva arqueando la espalda con forme sus besos descendían por en medio de mi abdomen, mordí mi labio inferior y gemí en cuanto su lengua dejó un trazo húmedo por mi ombligo. — Quiero que gimas, justo así.

Tengo Sed de Ti - IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora