Capítulo 01

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Capítulo 01

Ambivalencia

Ambivalencia, una palabra con un simple significado, se dice del estado de ánimo en el que coexisten dos emociones o sentimientos opuestos a la vez.

Amor y odio... No me explicaba cómo podían caber aquellos dos sentimientos dentro de mí, odiar y amar con la misma intensidad a la misma persona. La ambivalencia desbordaba dentro de mí, se había acumulado como un nudo intenso y grande atascado en la boca de mi estómago y justo en mi garganta, asfixiándome y quitando de mí todas las ganas de vivir.

Pero algo si sabía, de algo estaba más que seguro...

Amor era igual a debilidad.

Solo hacía falta que quisieras a alguien para que todo aquello se volviese en tu contra, y yo había aprendido, a la mala pero había aprendido.

Mientras más personas me importaban más débil me volvía, más dura se hacía está tortura y más vulnerable me hacía yo.

Entonces solo me queda el odio, aquel sentimiento tan o más fuerte que el mismo amor, aquel que era capaz de levantarte, de acumular toda tu ira y rencor y dirigirlo hacia una persona en especial. El odio que había dentro de mí era palpable, todo lo que en algún momento fui, ya no estaba. Había sido destruida, había sido como una flor que intento florecer pero que falló en el intento quedando marchita. Esa era yo.

Me coloqué de cuclillas sintiendo la arena en mis manos, jugando con esta y viendo como se resbalaba de mis dedos... La arena parecía representar mi vida, no era sólida y siempre terminada escurriéndose, al final solo era polvo.

Caminé unos cuantos pasos viendo como las olas reventaban justo en la orilla y el mar casi me alcanzaba hasta los pies. Mi mirada estaba perdida entre el horizonte, viendo que el sol se ocultaba y dejando tonalidades entre anaranjadas y rosáceas en el cielo. Para cualquiera esto sería lindo, sería hasta algo romántico por así decirlo... Pero para mí no, no cuando me encontraba sola en esta playa, en un país desconocido, en una casucha que jamás llamaría mi hogar.

Mis ojos no podían ver más allá de lo que tenía en frente y era como si cada cosa que visualizará estuviera en escala de grises.

Dicen que el azul es el color de la tristeza y el gris el de la depresión y del desamor.

Sentí un pinchón en la planta de mi pie, me hice a un lado bajando las mirada y encontrando con una singular piedra, no era redonda como la mayoría de la playa, está tenía un lado puntiagudo justo en donde mi pie se había clavado.

Cogí la piedra en mi mano y miré al mar, moví mi muñeca haciendo círculos hasta que la lancé con fuerza, no rebotó puesto la forma extraña no lo permitió, solo se hundió y desapareció en medio de toda esa agua que nos rodeaba.

Giré mi rostro al escuchar a unos niños de tez oscura riéndose y corriendo mientras se tiraban arena en la cara. Desee entonces que mi amiga estuviera aquí, habíamos cumplido su sueño, estábamos en Sudamérica como ella quería... Pero jamás podría disfrutar de esto, jamás vería este atardecer mientras se sentaba a la orilla del mar. No podría hundir sus pies en la arena y correr porque el agua no llegue hasta ella.

La había defraudado a ella también...

Mis ojos se nublaron brevemente, sintiendo ese picor que detestaba tanto. Cerré mis ojos y apreté con fuerza mis manos, cerrándolas en un puño, respiré y conté mentalmente hasta diez, hasta que esa sensación se fue desvaneciendo. Aquel nudo en el pecho se desató y pude volver a respirar con normalidad.

Tengo Sed de Ti - IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora