Capítulo 23

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Capítulo 23


Terminé con éxito mi rutina de abdominales y luego empecé con la trotadora. Esto era bueno, hacer ejercicios era bueno para despejar el lío que era mi cabeza en estos momentos.

19 de Mayo.

Deseaba desde el fondo de mi corazón que el día de mañana no llegara, que pronto nos salteáramos el sábado y que fuera un domingo tranquilo.

Estas fechas siempre eran las peores, los recuerdos me atormentaban y las imágenes se hacían pesadillas en mi cabeza cada vez que dormía. Para Daniel también fue extraño, hace un año ninguno de los dos supo que decir en un día como este.

Pero aquí estaba yo, tratando de mandar mis demonios al infierno y enfocarme solo en ejercitar mi cuerpo.

Solo haz ejercicio Maggy, enfocate en los jodidos ejercicios.

Me gritó mi subconsciente, el sudor resbalaba por mi rostro mientras inútilmente me limpiaba con la toalla. Transcurrieron alrededor de veinte minutos y decidí que ya había machacado mi cuerpo bastante.

Salí del pequeño gimnasio con toalla y botella de agua en mano, caminé por el pasillo hacia el salón principal pero antes de llegar me encontré con una distraída Bee revisando su móvil con la frente arrugada.

Bee ha estado muy extraña, o quizás triste, la he notado distante no solo de mí también de Daniel, y juro que me revienta que ninguno de los dos sea capaz de decirme algo.

— Hey. — le di un toque en el brazo sobresaltándola.

— Hola Magga. — hizo un intento vago de sonreír que no le llegó ni a los ojos.

— ¿Estas... Bien? — entorné los ojos hacia ella quien me miró dudosa.

Lo estaba intentando, es que acaso nadie se daba cuenta de que lo estaba intentando. Si alguna vez alguien estuvo en esta jodida situación por favor que me dé un consejo porque no sé cómo diablos actuar, a estas alturas comienzo a creer que quizás fue mala idea hacerle caso a Lu... A él. Quizás solo debí enfrentarlos y no guardar este rencor dentro, pero una parte de mí quería que fueran ellos los que se atrevieran a confesarlo.

— Umm... Sí. — musitó.

— Pues no parece. — ella ladeó la cabeza desviando su mirada de la mía.

— Pues ya sabes, creo que estoy en eso de mi periodo versión vampírica, ando hormonal y con emociones a flor de piel.

— Tampoco hablas con Daniel. — ella juntó sus labios y tragó saliva.

— Hemos discutido, al igual como a veces discuto contigo. Ya se nos pasará. — le restó importancia, yo asentí y me movilicé hacia mi habitación.

Subí las escaleras con prisa, empujé la puerta y cerré tirándola.

— ¡Joder! — grité frustrada, respiré tres veces y fui por mi móvil.

Ningún mensaje de Dereck.

No es como si esperara que me mensajeara todos los días, pero después de que hace unos días me mandó un par de mensajes que me sacaron una sonrisa, esperaba más de él.

Me apresuré a despojarme de mi ropa mientras tanto marqué el número de Ethan.

El que dijo que las mujeres no podemos hacer dos o más cosas a la vez estaba completamente equivocado.

Terminé de desvestirme hasta que después de tres tonos la voz adormilada de Ethan se escuchó.

— Comienzo a pensar que me estás acosando.

Tengo Sed de Ti - IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora