¡No te metas con los Hunter!

Esa era la advertencia, y de hecho era así. Mis hermanos y yo nos manteníamos al margen de las chiquilladas que sucedían en la escuela. Yo me sentía un completo idiota sabiendo que ya había pasado por lo mismo por más de un siglo, claro que los tiempos cambian y siempre hay algo nuevo que ver y aprender.

—He visto chicas realmente lindas. —exclamó Daniel sonriente mirando a las jovencitas que desfilaban por delante de nosotros, contorneado sus caderas.

— Claro hermano, coqueteas, las enamoras y nada de nada con ninguna. Así y no se puede. — exclama Ethan.

—Yo no tengo ojos, ni oídos, ni boca, ni manos... Ni nada o cierta señorita me asesinara. —Sonreí recordando las tontas advertencias de Joanne.

— ¡Ya vieron al idiota de Chase Coleman!— exclamó Ethan. Miré al chico de lentes quien intentaba meter sus libros lo más rápido posible ya que se sentía observado por nosotros.

—Ya basta Ethan, déjalo en paz. — Salió Sasha en su defensa.

—Ay la pequeña Sasha enamorada de un lobo. Uhh que dirá papá sobre esto —Pues en realidad yo sabía la respuesta... Nada.

Mi padre estaba demasiado metido en sus asuntos como para ocuparse de sus hijos. Es por ello que decidimos vivir en Arcadia, nos mantenía lejos de papá y de sus lacayos. Aunque de vez en cuando nos mandaba a vigilar.

Sasha golpeó a Ethan fuertemente en el brazo haciendo que él se quejara y tirara de su cabello. Ambos comenzaron a pelearse como niños.

—¡Basta! —les grite frunciendo el ceño.

—Llegó Lucian el aburrido— Ethan alzó sus manos de forma exagerada.

—No soy ningún aburrido —espeté ofendido, yo podía ser divertido cuando quería. Todos guardaron silencio, hasta que no pudieron aguantar más y comenzaron a reír— ¡Oigan no soy aburrido! — dije indignado golpeando la cabeza de mis hermanos. — Me río de las desgracias de los demás igual que ustedes.

—Si claro, por supuesto. —dijeron de forma sarcástica.

—Encontraré una víctima, solo esperen —entorné los ojos cruzándome de brazos.

Solía ser el más temible de los cuatro, y eso de cierta manera me agradaba, nadie se metía en mis asuntos y las mujeres parecían verme como algo inalcanzable cosa que lo era, aunque había escuchado ciertas habladurías y chismes de secundaria que en realidad no le tomaba importancia.

Todos seguían pasando por enfrente de nosotros. Era gracioso ver a los nuevos perdidos, tratando de buscar información para encontrar sus aulas, entonces algo llamó mi atenció­n lo gracioso era que Dan la miraba de la misma forma.

Ella caminó distraída cruzando por nuestro lado, tan cerca de nosotros que pude escuchar su corazón latir con fuerza y su olor se impregnó en mi de una manera peculiar como si ya la hubiera sentido antes, supe que el momento había llegado. Coloqué mi pie derecho justo a un paso de los de ella, cuando sus pies se enredaron con el mío, cayó de cara directo al suelo.

Todos comenzamos a reír, me encogí de hombros y apoyé mi espalda contra los casilleros, esa no había sido la actitud más caballerosa de mi parte pero no podía negar que fue gracioso. Su espalda estaba tensa y algo temblorosa, sus manos hicieron presión para apoyarse e intentar levantarse.

Dejé de ser un imbécil y me incliné para ayudarla pero entonces ella misma lo hizo tan rápido que apenas pude verla bien, limpió sus manos acomodando su blusa y su coleta.

Tengo Sed de Ti - IIΌπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα