—Iré a dar una vuelta con un amigo—sonreí mientras me sentaba frente en la silla que estaba frente a ella—. ¿Qué preparas?

—¿Saldrás con este chico, Matteo?—pregunto sin dejar de mirar lo que cortaba—. ¿Están saliendo ustedes dos?

—No, mamá— negué—. No es Matteo.

—¿No?

—No.

El timbre sonó haciendo que dejará de hablar y me levantará a abrir la puerta porque ya creía saber de quien se trataba, cuando la abrí corrobore mi suposición, sonreí cuando conseguí a Jorge con una sonrisa en sus labios.

—Espero no haberte hecho esperar, he tenido un inconveniente al venir.

—No te preocupes, está bien—dije restandole importancia—, estaba conversando con mamá. Supongo que lo he aprovechado.

—Supongo.

—No te invito a entrar porque mamá te investigará hasta sacarte lo más mínimo y será algo incómodo—confesé con vergüenza porque conocía a mi madre mucho más que cualquier otro—. ¡Mamá, me iré! ¡Vinieron por mí, volveré temprano!—grité desde la sala tomando mis llaves y cerrando la puerta sin dejarla responder—. Ven, camina, en serio.

—¿Qué?—pregunto siguiendo mis pasos, —. ¿Te meterás en problemas por esto?

—No—negué—. Tú lo harás.

—Entiendo—asintió a mi lado—. Estás muy linda.

—Gracias—lo mire con nervios y mire al frente de nuevo.

—De una te adelanto algo, no tengo auto— dijo riendo.

—Eso ya lo sabía— sonrío cuando lo miro a unas cuantas casas de la mía—. No te preocupes, estás dos saben caminar bastante— hice referencia a mis piernas.

—Se nota—admitió riendo y lo mire con vergüenza, rió aun más a mi lado.  Y por primera vez en lo que va de la tarde, me gusto el sonido de su sonrisa y la calidez con la que ella llenaba mis oídos—. Que guapa te ves sonrojada, me causas ternura.

—¿Y Leo dónde está?— cambie el tema porque cada que nos íbamos por ahí,solo terminaba haciendo que me sonrojara por sus palabras y no podía seguir de esa manera.

—Dijo que iría al cine con unos amigos—le resto importancia—. Los cuales en realidad no sé quienes son porque no me dijo. Me ofendió que no me invitará, en serio.

—Tenias planes conmigo. ¿Lo olvidas?—pregunte divertida.

—No, no lo olvidaba—negó,mientras caminaba con sus manos en sus bolsillos—. Es solo que en cierta manera me sentí excluido por él—suspiro y miro al frente—. Cuando era yo quien hacía eso, él dejaba de hablarme por semanas, sin exagerar, y debía jalarle bolas para que ya dejará de estar molesto.

—¿Hablas en serio?

—Sí. Leonardo es muy tóxico cuando lo quiere—sonrío—. Incluso aun siendo amistad. A veces ni siquiera yo logro aguantarlo.

—Exagerado—reí—. No creo que sea para tanto.

—Lo es. 

Seguimos caminando hasta llegar  a uno de los McDonald's de la ciudad. Soy muy fanática de venir aquí, siempre termina sacando mi niña interior y terminó pidiendo los juguetes aquellos que de niña pedía. Cuando terminamos de comer, ambos pedimos un helado para postre el cual no tardo en llegar.

—Gracias— Jorge le agradeció al mesero. Me miró con suspicacia y miro mi lado con algo de asco en su cara—. ¿Te gusta la de fresa?

—El de fresa es mi favorito...— baje la mirada a mi rico helado en mis manos y lo mire una vez más—. ¿No te gusta?

—No.

—¿No te gusta?—pregunto indignada y él niega sonriendo.

—Soy alérgico a las fresas.

—Pues eso si que es una lastima—metí un poco del helado en mi boca—. No sabes lo que te pierdes.

—¿Ah si?—pregunto cuando tomo del suyo de chocolate y lo embarro en la punta de mi nariz—. ¡El de chocolate es muchísimo mejor!

—Oye ¿qué te pasa?— dije riendo—. ¡El de fresa es el mejor de todos!

—Por supuesto que no—negó—. Estoy en total desacuerdo contigo.

—Yo no...— el chillido de mi celular me hizo callar, tome una servilleta y limpie el helado en mi cara y lo mire—. Es mamá, debo contestar.

—No hay problema.

No dude en contestar.

—¿Bueno?

¿Nina? un sollozo se escucho del otro lado haciendo que me quedará en silencio. Miles de cosas pasaron por mi cabeza y entonces comencé a asustarme—. Hija..

—¿Estás llorando, mamá?¿Paso algo?—le pregunto preocupada mientras Jorge me mira expectante —. Mamá.

Vente ya mismo a casa Nina. ¡Es urgente!

—¿Qué ocurre? ¡Estás asustándome!—brame exasperada.

Solo ven.

—Pero mamá...¡Demonios! ¡Me corto!— hable exaltada levantándome  de la silla y mire a Jorge—. Debo irme ya, algo paso.  Gracias por todo.

—Espera, voy contigo— dejo un par de billetes sobre la mesa.

***

¿Por qué creen que la mamá de Nina la llamo en ese estado?

¿Nitteo o Jornina?

Amor Oculto,  Mattina SLWhere stories live. Discover now