| 107 | Froy Gutierrez

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— Deja de mirarme, es extraño.— digo sin levantar la mirada mientras continuo escribiendo. Lo oigo soltar un bufido y él vuelve a su plato de cereal.

— Entonces también es extraño que te quedes más tiempo en la escuela solo para verme practicar.

— No es para verte practicar, soy parte del periódico escolar, necesito estar hasta tarde.— levanto la mira lentamente y lo veo rodar los ojos.

— ¿Las aulas del periódico quedan a lado del campo de fútbol?

— Basta. No todo gira a tu alrededor.— cierro mi libreta en un intento de que mi argumento suene convincente y de no lucir como si acabaran de atraparme.

— Admítelo, Halle.— él se levanta y deja su tazón con el resto de los platos sucios.— Esperas verme en la práctica, amas verme en la práctica.

— Sueña, Froy.— ruedo los ojos y él suelta una risa.

— Yo no tengo problema en admitir que la única razón por la que voy a esas aburridas obras escolares es para verte a ti.

— Froy, esto es todo lo contrario a lo que dijimos que haríamos.

— Al diablo con eso.

— No, no podemos mandarlo al diablo cuando tú y yo...

— Buenos días, niños.— mi madre entra en la cocina haciendo que cierre mi boca automáticamente, de hecho estoy bastante preocupada por el tono de voz que estaba usando y si ella había oído o interpretado algo.

Ambos contestamos cortamente y seguimos sus movimientos con la mirada. Únicamente sirve un poco de café en su taza y se sienta en la mesa a lado mío.

— ¿Y qué harán hoy? — pregunta con una pequeña sonrisa.

— Yo tengo entrenamiento, Katie. Regresaré tarde, probablemente Halle también.— lo fulmino con la mirada pero él tiene sus comisuras levemente arriba.

— Oh, eso es genial. Froy, cariño, ¿te importaría llevar a Halle hoy a la escuela? Voy tarde a una junta y a ella no le importará llegar un poco más temprano.

— Claro que no, estaré encantado.— mi madre la de una sonrisa y se levanta para llevarse su taza de café.

— Gracias, cariño. Los veré en la tarde. Tu padre llega hoy de su viaje y quiere que salgamos a cenar.

Ruedo los ojos y me levanto de la mesa con mis cosas en las manos, las guardo todas en mi bolso y me doy la vuelta mientras me lo coloco.

— Corre, se hace tarde.— sonríe él tomando las llaves de su auto.

Ambos entramos al auto y lo primero que hago es colocar la radio para evitar cualquier conversación.

— Odias la música electrónica, Halle— dice bajando el volumen. Tal vez lo haga, pero es la más ruidosa.

— ¿Qué sabes tú de lo que me gusta?

— Actúas como una niña.

— Soy mayor que tú.

| one shoots |On viuen les histories. Descobreix ara