| 103 | Nico Millaregro

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Soy cuidadosa y me inclino levemente esperando sentir alguna sensación de adrenalina. También quiero ver mejor, pero en este momento es el sentimiento de vértigo que quiero anudándose en mi estomago.

Oigo la voz de mi madre fuerte y clara en mi cabeza. Estoy segura de que yo sola hice que ella envejeciera el doble de lo que debería. Mis hermanos siempre fueron bastante calmados, por eso fue una sorpresa el descubrir que yo era una total temeraria.

Hacia este tipo de cosas. Asomarme al vacío mientras me sujeto fuertemente, por ejemplo.

El puente es bastante alto, el aire me golpea el rostro y no puedo evitar reír.

Quiero gritar, es bastante gratificante, he gritado desde todo tipo de lugares. Saltando de un avión, en la cima de las ruinas de alguna ciudad perdida, yendo rápidamente en una alta montaña rusa; pero jamás desde un puente tan alto.

Todos los que me conocen creen que me falta algún tipo de tornillo, que mi obsesión con las emociones fuertes no es normal, yo jamás he contradecido ninguna de esas afirmaciones.

Lo que lo confirma soy yo, elevándome en un pequeño peldaño del puente. ¿Qué tan profundo podría llegarse a ver?

Es bastante tarde, no hay gente rondando, así que sujeto fuertemente la orilla y me inclino un poco más. ¿Acaso debería subir un poco más en el  peldaño?

— ¡Oye! ¡Basta, espera! — oigo un grito, es bastante lejano, y tengo que mirar en varias direcciones para saber de dónde proviene.

Pocos segundos pasan para que un chico aparezca en mi campo de visión, viene corriendo y mueve sus brazos desesperadamente. Lo miro genuinamente confundida, pero cuando está más cerca se acerca dando pasos lentos hacia mi.

— ¿Qué? — pregunto mientras estoy apunto de bajar del peldaño. Mi movimiento hace que él se mueva bruscamente.

— ¡No! ¡No lo hagas! — grita y comienza a asustarme.

— ¿Hacer qué?

— Se lo difícil que puede ser un problema. Yo he tenido unos bastantes malos, pero podemos encontrar una solución.

— Oye, amigo, no tengo la menor idea de...

— Déjame ayudarte.— me vuelve a interrumpir y yo ruedo los ojos.— Buscare una solución contigo.

— ¿Qué te parece si bajo de aquí? — pregunto cautelosa. Cualquier movimiento que hago, por más mínimo que sea, hace que él se estremezca y se acerque más.  

— Podemos... Espera, ¿quieres bajar?

— Si, lo haré lentamente, ¿está bien? — me suelto lentamente mientras bajo del peldaño del puente. Él corre hacia mí y me aleja del puente.— Yo no...

— No vale la pena, eres hermosa, y estoy seguro de que eres inteligente y divertida.— quiero explicarle, pero lo dice de una manera tan real y genuina que hace que guarde silencio.

— ¿De verdad? — mi estima nunca ha sido baja, pero jamás me había considerado una persona extraordinaria.

— Lo juro. Mi nombre es Nico, ¿cuál es el tuyo?

— Lana.— murmuro mientras noto que él aún sujeta fuertemente mis manos con las suyas.

— ¿Te sientes mejor? — asiento mientras río. Suelto sus manos lentamente.

— Nico, yo no iba a saltar.— él me mira confundido, claramente yo no daba una impresión muy cuerda con mis acciones.

— Pero tú estabas...

— Arriba del peldaño, lo sé. Puede que sea un poco estupida, pero no suicida.

— Oh, yo... lo siento. Supongo que lucía como un loco.

— Te lo agradezco, de hecho. Tu intención fue bastante buena.

— De verdad estaba espantado.— lo veo soltar el aire retenido y se sujeta de la orilla del puente.

— ¿Qué haces tú aquí, Nico? — pregunto, el viento sopla fuertemente mi cabello y despeina todo su cabello castaño.

— Necesitaba el aire. Creo que necesitaba un momento, y definitivamente no resultó relajante el encontrarme con una chica a punto de saltar.

— Yo no estaba...

— A punto de saltar, lo sé.

— Luces muy estresado.— él se encoge de hombros y pierde su mirada hacia delante.

— He tenido días mejores, Lana.

— ¿Quieres gritar? — me mira confundido y se endereza.— Busco lugares para dar un buen grito. Puedo apostarte que no hay nada más liberador.

— ¿Solo gritar? — asiento y yo tomo su mano exactamente como él tomó la mía para alejarme del puente. Lo jalo más cerca del puente y colocó un pie en el peldaño. Él me mira desconfiada mente durante unos segundos.

– Vamos, Nico. Lo juro, liberador.— él suelta un suspiro y le da un apretón a mi mano antes de soltarse para sujetarse fuertemente de la orilla y poner sus pies en el peldaño.— ¿Listo?

Nico asiente lentamente, contamos hasta tres y después de tomar una gran bocanada de aire dejo que Nico grite fuertemente.

— Vaya.— él sonríe satisfecho y gira a mirarme.— ¿Quieres ir a algún lugar?

— ¿Cómo a saltar de un helicóptero? —  suelta una gran risa y niega.

— Por supuesto que no. A un lugar donde pueda sentir el piso bajo mis pies y oír sobre ti. Lana, voy a morir si no escucho sobre ti.— una sonrisa se planta en mis labios y asiento.

— Encantada, Nico. Gracias por salvar mi vida.

— — — — —
sup!
Ojalá les haya gustado!

Y les suplico que por favor dejen sus comentarios. Literalmente me hacen la persona más feliz del mundo cuando me dejan saber que les pareció la historia. Por favor 🙏🏻

Muchas gracias por leer, me alegra que les guste la historia.

Fan Cast ya está aquí! 😉
Les agradecería un mundo que se pasaran ha curiosear ❤️

nos vemos.

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