| 132 | Cody Fern

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— Eres tan estupido.

Silencio.

— Completamente tonto.

— Si, Valenttine. Te escuché las primeras mil veces.

— ¿Como pudiste hacer eso?

— No lo sé.— observo su espalda tensarse lentamente.

— No lo sabes.— murmuro y abrazo aún más mis piernas contra mi torso. Había dejado de ser tan remilgosa con la idea de sentarme en la cama después de dos horas de estar de pie.— ¿Cody?

Él no gira. Únicamente puedo observar su espalda y los mechones rubios de la parte trasera de su cabeza, mientras este está sentado en el piso, levemente recostado en contra de las rejas.
De la celda de a lado.


— 3 meses antes —

— La idea del doble suicidio es más dramática.— Janelle echa su larga cabellera pelirroja hacia atrás.

— Si, pero menos probable.— Francia la mira con el ceño fruncido y ajusta sus bonitos lentes en su rostro.

— Vamos, Fran. Es mejor que la teoría de que sus padres, unos inexpertos adolescentes, lo dejaron en la puerta de un fabricante de metanfetamina.

— Ambas son improbables. Y bastante extrañas, a decir verdad.

— Pero sería mucho más traumante el ver como tus padres deciden cometer suicidio juntos sin importarles un bledo que pasaba contigo.

— ¡Oh! ¿escúchate aquella dónde fue su padre quien le disparó a su madre y luego se pegó un tiro en la cabeza?

— ¡Jesús! Esto es raro como el infierno.— cierro mi libro y las observo a ambas con el ceño fruncido.

Ellas apartan sus ojos de Cody y me miran con el ceño fruncido. Él está del otro lado de la pequeña Laguna mientras está rodeado de distintas partes mecánicas y tiene su motocicleta a un lado suyo.

Janelle suelta una pequeña risa y baja de la mesa en la que estaba tumbada mientras Fran y yo leíamos sentadas en la banca de esta.

— Tranquila, Val. Solo estamos tratando de montar unas cuantas hipótesis acerca del chico nuevo.— suelta y se deja caer en el césped verde y fresco mientras coloca sus lentes de sol sobre su rostro. Francia asiente cortamente y vuelve a su libro y a sus notas. Es mi turno de mirar a Cody.

Él no es un chico nuevo.

Aparto los ojos que tenía fijos del otro lado de la laguna y me obligo a colocarlos nuevamente sobre mi ancho libro. Fran y yo tratamos de tramitar una beca para una buena universidad y tener una oportunidad real de salir de nuestro pequeño pueblo, por eso trabajamos y estudiamos tan duro durante el verano. Janelle lleva unos pocos meses aquí... y tiene dinero. Mucho. Por lo que estudiar no está necesariamente señalado en su lista de sus prioridades.

Cody viene y va, por eso Janelle piensa que es aún más nuevo que ella por aquí. Francia viene y va pero dentro de su cabeza, así como también viaja mucho dónde su mamá debido a que sus padres están separados. Por lo que tampoco sabe mucho de Cody. Yo sé unas cuantas cosas.

Bastantes cosas.

Las chicas se van cuando el sol ya se ha metido y la caliente atmósfera que ofrecía la tarde es sustituida por un ambiente frío y ventoso. Ese me gusta más. Por eso estoy con mi sudadera varias tallas más grande, sentada en la misma banca de esta tarde con mi lámpara de baterías alumbrando mi lectura.

— Vas a morirte congelada.— escucho detrás mío y me encojo de hombros mientras paso la pagina de mi libro. Escucho los pasos acercarse y mi mente deja de procesar los párrafos que mi mirada repasa a través de los renglones.— Esa es mi sudadera.

| one shoots |Where stories live. Discover now