Capítulo veinticinco

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—Hola —responde y su voz me pone los pelos de punta. Me muerdo las uñas y me voy para el cuarto. Por alguna razón, siento vergüenza de que Liam pueda escucharme hablar. Es algo reciente, he tenido llamadas con Gastón frente a Liam y creo que mi timidez se debe a lo del beso. Quizá Gastón mencione algo y no quiero quedarme muda, y si estoy frente a mi novio, probablemente lo haga.

—Hola —digo, sentándome en la cama y subiendo los pies.

—¿Cómo estás? Me da gusto que llamaras.

Me acomodo el pelo.

—Bien, con un poco de sueño. —Las horas de sueño que tuve en la mañana no fueron las suficientes para sentirme al cien por ciento. Ahora, mi batería debe estar en el veinte.

—Me alegra que estés bien.

Sonrío.

—Gracias. ¿Tú cómo te encuentras?

Lo oigo suspirar.

—Bien, un poco cansado —Hay algo más en su voz. Lo noto.

—¿Seguro que bien?

Se queda callado unos segundos.

—Gastón... ¿sigues ahí? —sé que sigue del otro lado de la línea, soy capaz de oír su respiración, pero ese hueco que está llenándose de silencio no me gusta, me pone nerviosa.

—Te envié un mensaje preguntando si estabas enojada conmigo por la foto que seguro viste en la tele —dice—. Hasta incluso te llamé, pero no me respondiste. Y estaba preocupado. ¿Sabes...? Pensé que no me hablarías más. Estaba siendo un pesimista, pero de verdad lo creía. Con lo que pasó ayer...

Una presión se asoma en mi pecho. Lo que menos quería era que mencionara eso. No sé cómo es que anoche me salieron las palabras para aclararle el tema a Gastón, supongo que, por la molestia y sorpresa, pero ahora, por más que estemos lejos el uno del otro, se siente como si sus ojos avellana estuvieran sosteniéndome la mirada, como si estuviera penetrándome con ella.

—Te llamé para felicitarte por la película. Fui con Stef a verla y nos encantó —cambio de tema. Estoy quedando mal frente a él, pero da igual con tal de no tocar ese asunto.

—Gracias, Bri —me sigue el juego—. Es importante para mí que hayas ido al cine a verla. ¿Cuál fue tu parte preferida?

«Esa en la que te sacaste la remera», pienso y me muerdo la lengua antes de que se me escape de la boca.

—Sé que es un poco cruel que lo diga, pero me gustó mucho cuando le dispararon a la protagonista en el pecho mientras cantaba en el escenario —respondo. No estoy mintiendo, esa parte fue muy inesperada, y soy fan de ese tipo de escenas en las que la historia da un giro rotundo. Bueno, sí miento al decir que es mi parte preferida, pero él no lo sabe—. También me gustó mucho cómo llorabas cuando ella muere, se sintió muy real, hasta se me escapó una lágrima. A mi amiga también, solo que a ella no fue una, sino muchísimas.

Se ríe.

—Quizá mi actuación le llegó más a ella que a ti.

No, en realidad, lo que pasa es que la protagonista no me cayó ni un poquito. Ni en la peli ni en la vida real. Estoy juzgando sin saber, pero las miradas seductoras que le daba a Gastón me ponían de malhumor. Y una vez más, sé que es estúpido de mi parte pensar estas cosas. Necesito que alguien me pegue para volver a tener la mentalidad de la Brisa que aún no había vuelto a ver a Gastón.

—No, si no solté muchas lágrimas era porque estaba en el cine y no quería ponerme a sollozar frente a todos. Stef ya estaba llamando demasiado la atención.

Destinados #D1 (Completa)Where stories live. Discover now