Capítulo veinticuatro

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—Espero que Gastón aclare esto —me dice—. Si esto termina mal para ti y Liam, lo culparé por arruinar una hermosa relación.

Me doy con el puño en la frente mientras miro la televisión. No me gusta para nada la idea de que ahora todos me vean, me entra el pánico, me arruina un poco la relación con mi novio. La rabia entra en mi cuerpo cuando veo que le hacen una entrevista por llamada a la estúpida de Sofía, quien, con un enorme descaro, dice que soy la mujer con la que Gastón la engañaba ocasionalmente.

¿Será que esa perra mentirosa se acuerda de mí? Me encantaría tenerla enfrente y darle la paliza que se merece para enseñarle que en la vida no se puede ir inventando calumnias sobre la gente decente. ¡Tarada! ¿Qué hace ella hablando? Se separó de Gastón hace mucho como para venir a hablar y hacerse la víctima.

—¡Descarada de mierda! —murmura Stef y yo coincido.

¡La odio, maldita sea, la odio! —exclamo entre dientes, cuidando que Liam no me escuche.

Mi cuerpo se tensa cuando dicen que Gastón responderá preguntas por una llamada que le harán. Espero que Gastón no me entierre, quiero y necesito que aclare esto. No está bien que esa imagen esté en la televisión y menos en un programa de sucios chismes con personas con poco interés en sus propias vidas. Es increíble cómo con una sola imagen hunden a las personas.

Oigo que Sofía continúa su drama lleno de falsedad recordando lo mal que la pasó cuando él la golpeaba. Mierda, me conozco tanto esta historia, que ya me sé sus palabras de memoria.

Las manos me sudan un poco y hasta estoy temblando. No me esperaba algo como esto, y creo que la mayoría estaría igual en mi lugar.

Por favor, que esto no me traiga ningún problema, y si lo hace, entonces sabré que fue un castigo, sabré que fue el karma quien me ha dado una paliza por haberme dejado besar, no apartar a Gastón cuando debí y... disfrutar ese contacto.

Cuando escucho la voz de Gastón se me ponen los pelos de punta y me quedo atenta a sus palabras.

—¿Qué hacían tú y la chica en ese cuarto, Gastón? —pregunta el conductor que a Stef le parece guapo. A mí me da asco. No lo digo por su físico, sino por su personalidad. Y si en personalidad alguien no me agrada, entonces hago un tachón en su persona.

—Nada de lo que esperan que haya pasado, solo hablamos sobre un tema personal de la vida porque abajo, en la fiesta del estreno, había mucho ruido como para poder hacerlo con comodidad.

—Poder hacer, ¿qué? —inquiere, con evidente doble sentido, el entrevistador.

¡Quiero ir hasta ese estudio de grabación y pegarle a ese chismoso! Esta gente vive de las malas de otros.

—Hablar—responde Gastón, molesto—.Creo que fui claro, hace un momento. No sé cómo es que me tomaron esa foto porque no vi a nadie en el pasillo de arriba que sostuviera una cámara, pero sé que piensan que me pillaron en una escena comprometedora, y que ya con eso tienen mucho de qué hablar. Pero, vayan metiéndose en la cabeza que no pasó nada, que hablamos y ya. Somos amigos. No otra cosa.

—¿Se puede saber de qué tema hablaban, Gastón? —insiste con morbo el pseudo periodista.

—No porque sea una figura pública significa que tengo que dar detalles de los temas que hablo con gente de mi entorno afectivo. —responde con firmeza Gastón.

O sea que admites que quieres a esa chica. —contesta con segundas intenciones, el bufón de chismes.

No está bien desearle el mal a nadie, pero ojalá que, al presentador ese, se le caiga el bonito teléfono que tiene en la mano.

Destinados #D1 (Completa)Where stories live. Discover now