Capítulo diecinueve

31.5K 3.3K 1.1K
                                    

Brisa

La noche anterior me sentía bastante nerviosa al recordar que hoy será la fiesta de celebración. Prepararme había sido algo complicado, no tengo mucha ropa linda que me convenza, pero en la mañana, Stef se acercó hasta casa y me prestó otra vez uno de sus bonitos vestidos negros con pequeños detalles grises, y me salvó del colapso mental.

Debería dejar de ser tan descuidada con mi ropa e invertir tiempo en renovar mi closet, comprándome cosas lindas y sofisticadas como hace mi amiga. Pero la verdad, es que nunca sé por dónde empezar, y soy más bien de buscar cosas cómodas y sencillas. Cada vez que decido refrescar mi vestuario, termino comprándome lo mismo, pura ropa confortable y alguna que otra cosilla para salir de fiesta... Creo que Stef seguirá siendo mi proveedora más segura. Por eso, no me importa hacerle regalos cuando puedo, porque ella sí que sabe sacarle provecho a cada prenda que escoge. En cambio, a mí se me olvida hasta lo que tengo guardado y cuando lo voy a usar ya no me queda o pasó de moda.

Ya estoy lista, la fiesta ya ha empezado y estamos esperando a que Matt nos recoja. La idea principal era que Stef fuera con su novio en su auto y que yo me fuera con Liam, pero en la mañana se hizo un cambio de planes y decidimos que era mejor ir todos juntos.

Me observo en el espejo un par de segundos para chequear que no haya nada que me disguste. Los nervios están presentes en mi cuerpo, no son tantos como los de ayer porque estoy intentando controlarlos, pero de que aún hay, hay.

Ver a Gastón después de casi dos semanas me tiene un poquito alterada, aunque procuro que no se me note mucho. No quiero quedar mal con Liam y que después empiece a hacerme preguntas que no me apetece responder.

Inspecciono mi maquillaje y el flashback de Gastón y yo en la piscina teniendo ese acercamiento tan raro hace que se me erice la piel. No sé qué me está pasando últimamente con Gastón, ¡Y no!, ¡no me gusta!, para aclarar... Pero... me da esa sensación de tener mariposas en la panza pensar que hoy nos veremos, que conocerá a mi novio y que estaré cerca de él por varias horas. Desearía tener una pistola para matar a las mariposas que no quieren dejar de revolotear en mi estómago.

Miro mis tacones y me sonrojo al recordar mi caída del otro día. Fue tan vergonzoso... jamás me olvidaré de eso. Espero que estos no se rompan como los anteriores. Estoy usando los nuevos, los que compré cuando salí con Stefanía al centro comercial, así que, si se dañan, será porque tengo muy mala suerte, además de unos tobillos superflojos.

Me concentro en mis ojos y sonrío. Me gusta mucho cómo el rímel y el delineador hacen que mis ojos azules resalten.

Tengo esta cosa... este deseo de parecerle linda a Gastón, de que me mire y piense en lo que se perdió cuando eligió a otra, en vez de a mí. ¡Sí!, es una tremenda estupidez, pero bueno... Espero que eso no suponga que soy inmadura o que no superé lo de hace nueve años.

—Estás hermosa, Brisa —me piropea mi novio.

—Gracias —me doy la vuelta y observo a Liam, que se abrocha muy sensualmente los botones de su camisa. Le obsequio una mirada llena de picardía—. Tú también estás para morirse —le comento y me acerco a él con cuidado de no tropezar con los tacos.

Le beso en la mejilla y agarro mi bolso de la cama. Meto el desodorante en él, por si acaso. No vaya a ser que por los nervios me agarre mal olor en las axilas. ¡Dios, no!

Me pongo un poco más de perfume y me doy un último vistazo en el espejo de cuerpo completo. Después, me voy a la cocina por un vaso de agua.

Mi pintalabios queda marcado en el vaso, me fastidia eso. Consecuencia de usar un color fuerte. Pero no importa, después lo lavaré.

Destinados #D1 (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora