Capítulo ocho

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Brisa

 

—¿Irás a verla? —me pregunta Gastón en un tono que expresa cierta alegría. No hay que ser adivina para saber que quiere que vaya a disfrutar de su más reciente proyecto, al que seguro le ha puesto todas las ganas hasta quedarse seco de ellas.  

¡Cómo no ir! El día que Stefanía me mostró el adelanto de la película estaba enloquecida de emoción, y desde allí anhela ver de qué tratará la cinta. Ella es superfan de todo lo que tiene que ver con historias de amor, y yo también comparto ese gusto —aunque no al nivel exagerado de ella— así que planeamos pronto ir a verla con vasos grandes de cocacola, palomitas, golosinas y mucho helado para después. Lógicamente, cuando supe que Gastón era el protagonista, no me hizo tanta gracia martirizar a la Brisa del pasado viendo cómo el chico que le rompió el corazón está tocando a otra mujer en la ficción, pero me mordí la lengua y no me negué a la petición de mi amiga.

— Sí, Stef y yo tenemos pensado ir, solo que no hemos acordado bien el día.  

—Tienes tiempo para pensarlo.  

Aunque siga siendo extraño debo admitir que con el correr de los minutos voy respirando con más tranquilidad. Estoy un poco más relajada, más cómoda y siendo más capaz de controlar mis nervios delante de él. Bueno, es lo que creo... no sé bien.  

—¿Y has estado saliendo con alguien más después de... de ella? 

Se acaricia la nuca y respira con profundidad. ¿Le habrá molestado mi pregunta? 

—Solo con una, pero no funcionó, tampoco.

—No tienes que desanimarte —lo aliento, por las dudas de que eso le pese.

—No lo hago, de verdad.  

—¿Seguro? 

—Créeme, estoy mejor así. 

El rostro de Gastón refleja confianza y seguridad. No nos hemos visto en años y todo ha cambiado, pero me alegro que se sienta bien, así como está. Espero que pronto logre conseguir a una mujer que lo ame y lo respete, una que de verdad lo valore en todos los sentidos de la palabra, él se merece eso y más. Espero que pueda seguir el camino que lo lleve a su verdadero amor y no tome por error el camino equivocado, el camino de las falsas e hipócritas personas que solo lo lastimarán.  

Puede que Gastón se haya vuelto duro con el tiempo, pero, aunque así sea, sigo pensando que su personalidad sensible aún está ahí.  

—¿Y no has intentado conocer a alguien después de esta otra relación? 

—No te voy a mentir, a veces, cuando salgo sí tengo alguna que otra cosa con una chica, pero no pasa de la noche, ¿entiendes? 

Bien, esa ha sido una forma perfecta para responderme que, si bien no ha mantenido una relación estable con nadie, sí se ha tirado a alguna que otra cuando sale de fiesta.  

¿Lo habrá hecho con aquella muchacha con la que estaba anoche en la fiesta?, no puedo evitar pensar, y recuerdo también la manera en la que el brazo de la chica rodeaba a Gastón. Ni qué decir del besito que después vi. 

—¿Como con la chica de anoche? —pregunto y me siento como una estúpida por ello. Qué me interesa a mí si él hizo alguna cosa con la muchacha. ¡Soy una metida!  

Destinados #D1 (Completa)Where stories live. Discover now